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Sergio Busquets, la síntesis del mediocentro

La figura creada por Cruyff con Milla ha evolucionado hasta conseguir la plenitud con el capitán del Barça

Sergio Busquets
Busquets levanta la Supercopa de España tras la victoria del Barcelona ante el Real Madrid, en Arabia Saudí el 15 de enero.Yasser Bakhsh (Getty Images)
Ramon Besa

El juego del Barcelona se ha edificado a partir del mediocentro desde que Johan Cruyff llegó como entrenador al Barcelona en 1988 y apostó por un futbolista menudo para un puesto gigante cuyo nombre era Luis Milla. Los números todavía tenían sentido en aquellos años en que la demarcación quedó asignada al 4. La simbología ha cambiado mucho con el tiempo y también han variado las funciones de una figura que pasó a ser conocida como volante central o incluso pivote hasta quedar personificada en un centrocampista que hoy viste el 5. La síntesis del mediocentro por excelencia se llama Sergio Busquets.

La situación es tan extrema que se duda de si el capitán tiene sustituto o una solución de continuidad en el Camp Nou. Jamás se había hablado tanto del doble pivote en el Barça desde que se murmuraba sobre la salida de Busquets. Todos los candidatos para ocupar su puesto han fracasado y La Masia ya no es aquella fábrica que era incapaz de absorber a tantos mediocentros como producía, talentos como Arteta, Cesc, Oriol Romeu o Marc Crosas. La sensación es que ahora mismo se necesita a dos futbolistas para asumir el rol de Busquets. El modelo, o la referencia, estaría fuera del Barcelona. Hablamos por ejemplo de Rodri o Zubimendi.

El drama de Busquets es que ha sido un antihéroe en un momento en que el anonimato penaliza y a los jugadores les dan ataques de importancia en un intento de ser noticia y poder figurar en las votaciones en las que se elige a los mejores de Europa. Nunca ha habido sitio para el azulgrana porque la victoria se ha asociado a Messi, a Xavi, a Iniesta, a Puyol, e incluso a Víctor Valdés mientras que en la derrota se ha señalado a Busquets, simplemente porque como capitán salía para analizar derrotas inexplicables como la de Anfield o Roma. Ningún jugador ha tenido el sentido de equipo y de club de Busquets.

Ha sido una suerte para sus compañeros, a los que siempre ha hecho mejores futbolistas, y sobre todo para sus entrenadores, desde que fue señalado por Cruyff en el artículo publicado en El Periódico el día de su debut contra el Racing: “Técnicamente, superior a Touré y Keita. Posicionalmente, apariencia de veterano. Con y sin balón. Con balón hizo fácil lo difícil: dar salida a uno/dos toques. Sin balón, otra lección: la de estar en el sitio justo para interceptar y recuperar corriendo lo justo. Y eso siendo joven e inexperto. Los mismos pecados que su técnico”. Aquel 15 de septiembre de 2008 el Barcelona empató en casa con el Racing.

Un año después, el Barça acabó por ser reconocido como el mejor equipo del mundo después de alcanzar seis títulos con Guardiola en el banquillo del Camp Nou. El que ahora es entrenador del Manchester City supo ver en Busquets al jugador imprescindible para equilibrar el juego del equipo, seguramente por su mezcla de futbolista de calle y de academia, criado en Badía del Vallés y alumno aplicado después del modelo de La Masia. Busquets defendía con la misma determinación la camiseta que la pelota porque sabía que el éxito dependía de la unidad, de su capacidad para compactar al grupo, de ser el metrónomo del Barça.

Quizá porque sabía que no era rápido, siempre supo anticiparse a la jugada, también en el momento de despedirse del Barcelona. Busquets se irá como un campeón, igual que ya hicieron con anterioridad Xavi e Iniesta, sin esperar que se pronuncie Messi. Tal vez se reencuentren en Arabia Saudí. El capitán azulgrana también necesita tomar distancia por un tiempo después del desgaste que provocan 15 temporadas en el Barcelona.

Nadie del vestuario ha discutido nunca su titularidad por más que en algún sector de la grada se haya escuchado algún pito por entender que el fútbol va mucho más rápido que Busquets. Él aprendió que la velocidad la marca la pelota y no las piernas, un asunto muy manido últimamente en el Barcelona. No extraña por tanto que Busquets sea a fin de cuentas el verdugo del propio Busquets. El Barcelona ha tenido desde Milla mediocentros de distinto calibre, algunos llamativos —Guardiola—, también defensivos —Edmilson—, e incluso mitad-mitad —sería el caso de Márquez— o reconvertidos —serían Xavi o Iniesta—. Todos cuantos han pasado por el Camp Nou han sido finalmente metabolizados por Sergi Busquets.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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