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El “proceso” inacabado de Paula Badosa

A la progresión de la española, apeada de Madrid por Sakkari, no le acompañan los resultados. Zapata (6-3, 3-6 y 6-3 a Safiullin) se estrenará en los octavos de un 1000

Paula Badosa
Paula Badosa, durante el partido contra Sakkari en la central de Madrid.ISABEL INFANTES (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Termina esta última experiencia de Paula Badosa en Madrid –doble 6-4 favorable a la griega Maria Sakkari, tras 1h 29m– de una forma similar a la del año pasado, una ronda más que entonces; sin embargo, difiere de manera sustanciosa el fondo. Del llanto y la amargura a la aceptación de este Día del Trabajador porque, dice, todo forma parte de un proceso. “Obviamente estoy fastidiada, pero estoy aprendiendo a gestionarlo. Soy una persona muy autodestructiva y me vengo, me venía…”, matiza con una breve pausa, “abajo rápidamente. Poco a poco, intento ver las cosas con más perspectiva, porque en el tenis pierdes cada semana y si no, esto sería un sinvivir”.

Badosa se expresa desde la calma, cuando hace un año apenas podía articular palabra, presa de la emoción y el autoreproche. Ahora no. Está dolida, pero en su justa medida. Las cosas, dicen, van poco a poco a mejor y hay que contemplar la foto con perspectiva panorámica, recalca. “Me voy bien. Esto es un proceso, y desde hace un mes voy sintiéndome mejor; después del bache que he tenido, esto es valioso; me voy con buenos partidos, la victoria contra Coco [Gauff]… Ya no puedo mirar atrás, así que ahora solo puedo pensar en Roma y París”, prolonga la catalana, que se agarra a la continuidad y a esos brotes verdes que se le han visto estos días en la Caja Mágica.

Después de un sinuoso trazado plagado de sinsabores, de acusar sobremanera la derrota de hace un año contra Simona Halep en Madrid y de comenzar este curso en falso, con una lesión que le impidió competir en Melbourne, su juego repunta y el discurso evoluciona. Sin embargo, a Badosa le quedan por subir un par de escalones para regresar a la zona a la que, comenta ante los periodistas, pertenece cuando su tenis alcanza el punto de ebullición. Mejora, sin duda, pero a la progresión no le acompañan todavía los resultados. Confía, en todo caso, en que lo uno suele ser la consecuencia de lo otro, así que prefiere mantenerse en una neutralidad emocional que a medio plazo puede beneficiarle.

La semifinal firmada en Adelaida a comienzos de año es su registro más reseñable esta temporada, en la que se ha topado con rivales de envergadura –Rybakina (2 veces), Sabalenka, Pegula…– y en la que no termina de coger vuelo. La hoja de servicios refleja que, hoy por hoy, sigue a rebufo de las más fuertes y que ese proceso del que habla sigue inacabado. “No sé con qué nota me voy, pero seguro que con un aprobado y con sensaciones positivas, con muchas ganas y motivada. Podría ser mejor, podría ser peor… pero vengo de donde vengo, desde abajo, así que jugar así suma mucho”, remata la catalana, hoy día la 42ª en el ranking.

Como contrapartida, la jornada deparó el acceso a los octavos de Bernabé Zapata, que batió a Roman Safiullin (6-3, 3-6 y 6-3) y este martes se medirá con Stefanos Tsitsipas (7-5, 3-6 y 6-3 a Sebastian Baez). El éxito del valenciano es un buen homenaje al fondo de este 1 de mayo, porque al fin y al cabo es un currante que sin hacer ruido ha conseguido situarse entre los 40 mejores jugadores del circuito. “Es el premio a todos estos años, jugar aquí es lo que todo niño sueña. Es como volver al niño que empezaba a jugar, así que muy contento”, valora tras firmar un meritorio triunfo (2h 23m) contra el ruso, en su momento dos del mundo como júnior.

Él cerrará el programa (hacia las 22.00, Movistar y Tdp) después de que se jueguen el pase Jaume Munar (Altmaier, 11.00), Davidovich (Coric, 15.00) y Carlos Alcaraz (16.00, Zverev).

SHERIF, HISTORIA PARA EGIPTO

A. C. | Madrid

Se llama Mayar Sherif, y ya es historia del tenis egipcio. A sus 26 años y al igual que Zapata, debutante en unos octavos de un 1000, se convirtió este lunes (6-4, 0-6 y 6-4 a Elise Mertens) en la primera jugadora de su nacionalidad en progresar tan lejos en un torneo de esta categoría. Doble mérito, por la dificultad que entraña una cita como la de Madrid y porque no lo ha tenido nada fácil.

“Nadie de mi país había llegado ni de cerca a donde estoy ahora yo. No tenía apoyo de la federación ni de los patrocinadores”, cuenta a los periodistas, a los que relata el origen de su nexo con España. Hace una década se puso en manos de Justo González Martínez –de la academia de Ferrero en Villena (Alicante)– y después de probar en los Estados Unidos, se instaló en Elche.

“Me ha ayudado incluso poniendo dinero de su bolsillo”, dice en un más que correcto español. “Me gusta la paella, las croquetas, todo… Intento comer bien, pero aquí es difícil”, bromea la 59ª del mundo, que admira a Rafael Nadal y a Kim Clijsters, y que a la pregunta de este periódico, define su tenis como el de una “guerrera”.

Ella fue el nombre propio de un día en el que se acabó la aventura de la rusa Mirra Andreeva. Con 16 años recién cumplidos, fue frenada (6-3 y 6-1) por la defensora del título, Aryna Sabalenka, rival de Sherif en los octavos de este martes.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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