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Simeone: “Nos tocó una vez más no tener a favor el VAR”

El técnico del Atlético ve injusta la expulsión de Correa y dice que Rüdiger se levantó muy rápido

Momento en el que Gil Manzano expulsa a Correa.
Momento en el que Gil Manzano expulsa a Correa.Manu Fernandez (AP)
Ladislao J. Moñino

El día que Diego Pablo Simeone igualó a Luis Aragonés como el entrenador del Atlético con más partidos (612), afloró un derbi manso hasta su tramo final. Su celebración del empate, puños cerrados agitados al aire, fue la culminación de esos veinte minutos frenéticos, desatados cuando Correa sacó el codo contra el pecho de Rüdiger sin estar el balón por el medio. El colegiado Gil Manzano no lo dudó, tarjeta roja. Hasta entonces, el partido había sido de guante blanco. “Puede ser amarilla, echar a Correa por eso... No quedarían jugadores dentro del campo. Rüdiger mide 1,96 y se levantó muy rápido. Todos deberíamos competir de la misma manera”, se quejó Simeone. La expulsión caldeó el ambiente. Hasta ese momento, la hinchada madridista se había entretenido cantando “Corrupción en la Federación”, cada vez que consideraba que el árbitro se equivocaba en contra de su equipo. También se escuchó “Tebas vete ya”, en alusión al presidente de LaLiga.

“Nos quedamos con la sensación de que pudimos ganar el partido. Faltaba poco, pero el Madrid, en los finales de los partidos, es muy peligroso. Nos repusimos a la lesión de Reinildo, al que vamos a perder por un tiempo importante. Es una lesión importante, una pena. Hay que estar cerca de él. En cinco o seis meses volverá”, lamentó Simeone que confirmó que el defensor mozambiqueño sufre una rotura del ligamento en la rodilla derecha. “Nos repusimos también a la expulsión de Correa, dejando a delanteros arriba”, prosiguió Simeone. El técnico colchonero no paró de mencionar la necesidad de que haya una mejor utilización del VAR. “Nos tocó una vez más no tener a favor nuestro este tipo de jugadas. El VAR permite ver la jugada y determinar si hubo violencia en la jugada”. Por último, a Simeone le recordaron que en sus visitas al Bernabéu suma tres victorias, cuatro empates y cuatro derrotas. “Me encanta venir aquí a los derbis, He tenido mucha suerte. Cada vez me cantan el Cholo, quédate, Cholo, quédate, es buenísimo”, ironizó el técnico argentino.

En medio de la resistencia para aguantar los últimos veinte minutos en inferioridad emergió la cabeza de Giménez para conectar un cabezazo imperial. El central uruguayo se levitó a la carrera para dirigir su testarazo a la base del poste de Courtois. Había entrado por Reinildo. Desplazado a la suplencia por el buen momento de Hermoso, el tanto le reconcilió consigo mismo. La reacción de Simeone fue contenida. Miró el luminoso que tenía enfrente para percatarse del tiempo que restaba. No se fiaba. Y no se equivocó. Restaban doce minutos más la prolongación Un mundo tratándose del Madrid y del Bernabéu. En menos de dos minutos, Oblak hizo más paradas que en el resto del partido. No pudo hacer nada en el cabezazo de Álvaro Rodríguez. Curiosamente, fue Giménez el que perdió la marca. “La verdad es que no sabíamos a quién teníamos que marcar en la jugada de su gol”, explicó el central uruguayo, que tenía dudas con la expulsión de Correa. “Creo que se debería haber revisado. Están jugando con nuestro pan”, apuntó el charrúa. El club colgó en su cuenta oficial una imagen con una herida en la pierna de Correa y con el siguiente mensaje: “Así está la pierna de nuestro agresor. Sin novedad en el Bernabéu”.

Tenía un plan Simeone que su equipo no pudo ejecutar en todo el primer tiempo porque le faltó precisión e inventiva en los últimos metros. La intención fraguada en los entrenamientos de la semana era atacar el flanco de Nacho porque Vinicius marca la raya de sus esfuerzos defensivos poco más allá de la línea del centro campo. Sin embargo, el temor al extremo brasileño hizo entrar al preparador argentino en un carrusel de cambios de dibujo. A la primera que Vinicius bailó a Nahuel Molina, el Cholo llamó a Griezmann para reorganizar al equipo. Llorente dejó de acompañar al francés en la punta de ataque para reforzar la banda derecha. El nuevo acompañante fue Carrasco y Saúl fue enviado al carril izquierdo. Nada mejoró, Asó que al descanso sentó a Barrios y metió a Correa con la intención de que cambiara el partido. Y lo hizo porque su expulsión lo agitó y desencadenó la polémica arbitral.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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