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siempre robando
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Rapidviertelstunde’

En los últimos minutos de los partidos en el Bernabéu se concentran todas las necesidades y todas las emociones

Manuel Jabois
Rodrygo celebra el gol del empate al Atlético en la Copa del Rey.
Rodrygo celebra el gol del empate al Atlético en la Copa del Rey.DeFodi Images (DeFodi Images via Getty Images)

Quiso la vida que antes del Madrid-Atlético de Copa del Rey me encontrase leyendo Grada popular (Panenka, 2022), de Ignacio Pato: muchas y variadas y fascinantes historias alrededor del fenómeno emocional que despierta el fútbol en clubes como Liverpool, Nápoles, Vélez Mostar, Olympique de Marsella, Rayo Vallecano, Besiktas y Rápid de Viena. Todo ello bajo un ojo privilegiado, el de Pato, que conjuga la pasión desbordante del fútbol, tan ajena a etiquetas en el momento del partido —y especialmente del gol: he visto abrazarse a gente que no dudaría en matarse—, con relatos históricos y políticos de cada escudo; antifascismo, resistencia, clase. Romanticismo, sentencia la editorial. Como dice una fan del Rapid de Viena, Hannah: “Para mí va todo va más allá del estadio. Es un sentido de pertenencia que me da energía para afrontar la semana laboral”.

Quiso la vida, decía, porque antes del encuentro, en esas horas mustias que anteceden al partido de tu equipo (no sabes qué hacer: ya no bebes entre semana, ¿pero una cerveza?; ¿unos vídeos en Youtube de alegres victorias?; ¿bici estática para sacarte los nervios?) yo me puse a leer hasta llegar a un término que apunté con euforia: Rapidviertelstunde. Faltaba media hora para que empezasen los cuartos de final de la Copa. Seguí leyendo. El cuarto de hora final de cada partido la afición del Rapid de Viena aplaude de un modo coordinado, cuenta Pato: “El ambiente se electriza en el estadio del Rapid a medida que se aproxima el minuto 75. Justo el momento en el que el cronómetro lo marca, la afición aplaude al compás. Es el Rapidviertelstunde, el cuarto de hora del Rapid, el arreón final”. En 1916 ya hay referencias a ese arreón en la prensa: con los mejores o sin ellos, se lucha hasta el final. Spitaler, fan del equipo vienés, le dice al autor de Grada popular: “Es algo místico y hace referencia a esa especie de componente religioso, es parte de la cultura más genuina del Rapid”.

El libro, en definitiva, es un regalo. Profundiza en la historia y agita la militancia más pura: el fútbol es del pueblo. Leerlo desde el amor a otros colores ayuda. “No te pega que te guste el fútbol”, cuenta Pato que le han dicho varias veces, sabiendo él y sabiendo los demás a qué se refieren; algo que por desgracia yo nunca entiendo cuando escucho, de vez en cuando: “Pareces buena persona, ¿cómo es que eres del Madrid?”. Dejo en al aire mi respuesta de tal manera que el interlocutor la entienda sin que yo tenga que pronunciar la frase: “Prefiero ser mala persona a ser de tu equipo”.

Marqué la página del Rapidviertelstunde, los quince minutos feroces del Rapid, para ver el derby madrileño. Allí pasó una cosa que pasa mucho en el Bernabéu: el equipo, o un jugador concreto, enloquece después del minuto 75 y gana una eliminatoria. Pero, aunque lo estaba viendo en casa, podía apreciar esa mezcla de pasotismo e indiferencia del público, una mitad cagada y la otra mitad pletórica de soberbia (“está hecho”, dijo una señora una vez con el partido 0-2 abajo).

No, el Bernabéu no va a aplaudir nunca a coro en el 75, aunque he visto cosas absolutamente alucinantes: con el marcador en contra y necesitando más de dos goles, esperar a volverse loco en el minuto 90. Como si el final del partido urgiese rematarlo, como si sólo entonces, en esos dos o tres minutos restantes, se concentrasen todas las necesidades y todas las emociones. Eso, vivirlo una vez al menos, celebrar los 6 minutos de descuento del City en Champions como el gol de Lisboa, darlo por hecho de esa manera, merece hacer un mal acto de vez en cuando, ser mala persona un rato, el más feliz de tu vida.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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