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Histórica triple corona de una Dinamarca arrolladora

Los nórdicos, que no pierden en un Mundial desde 2017, someten con los jóvenes Gidsel y Pytlick, y un Lauge enorme a una Francia que solo puede resistir

Los jugadores daneses levantan el trofeo de campeones del mundo.
Los jugadores daneses levantan el trofeo de campeones del mundo.JONATHAN NACKSTRAND (AFP)
Lorenzo Calonge

Dinamarca alcanzó una cima que nadie había tocado hasta ahora en el balonmano: tres títulos mundiales consecutivos. Arrancó la final como un avión, aplacó las rebeliones francesas e hizo valer una batería de recursos casi infinita. Para gobernar el partido no le hizo falta el tiburón Mikkel Hansen, que se quedó en un único gol anotado de penalti al comienzo de la segunda mitad (acumulaba 40) y siguió la mayor parte del desenlace desde el banquillo.

Se valió del inicio arrollador de sus jóvenes (Gidsel, de 23 años y autor seis dianas, y sobre todo de Pytlick, de 21 años y responsable de nueve goles), y de una actuación enorme de Rasmus Lauge en la segunda mitad. El central del Veszprem apenas se había dejado ver en el torneo por problemas físicos, pero se destapó a lo grande con la triple corona en juego: 10 goles en 11 lanzamientos. Para rematar, en la portería contó primero con Niklas Landin y luego con Kevin Moller.

Francia, la vigente campeona olímpica, resistió como pudo y, después de verse muy sometida al principio, apretó de lo lindo, con Remili y Fabregas al frente. Del magullado Nikola Karabatic apenas hubo noticias (un lanzamiento errado en 16 minutos en pista). Los galos forzaron el empate a la vuelta del descanso (16-16) y todavía volvieron a ponerle el aliento en el cogote a los daneses (21-22 en el minuto 42). Pero ya no tuvieron más respuesta para el martillo que no dejaba de golpearles y poco a poco fueron cediendo. Su portería, vital en estas alturas, resultó intrascendente: siete paradas en toda la velada.

En Dinamarca, en cambio, había para casi todos. Salió Mensah Larsen, que había tenido una participación testimonial contra España, y anotó dos tantos seguidos en un momento todavía caliente. El estado de gracia era absoluto en los nórdicos, que de postre sumaron su 28º duelo invicto. No pierden desde 2017 (solo han cedido dos empates). Ese récord hacía días que lo habían batido (lo tenía precisamente Francia, con 25). Este domingo, lograron el más grande, el de verdad.

Salvo un empate que se dejaron ante una necesitada Croacia en la segunda fase, su paso por Polonia y Suecia ha resultado abrasador. Los cuartos los resolvieron contra Hungría por una ventaja de 17 goles (40-23). Casi su mayor inconveniente han sido sus continuos viajes de Polonia a Suecia, y viceversa, debido al caótico calendario del campeonato. A España, pese a su aguante congénito y el arrimón final, la ataron en corto, igual que a Francia en la final. Los gales les vencieron hace un año y medio en la final olímpica, y en el Mundial, el territorio danés, se la devolvieron.

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