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Superman revienta a todos los grandes en el Alto Colorado de la Vuelta a San Juan

El colombiano despedido del Astana ataca incontenible en el gran puerto de la carrera y deja muy atrás a Egan, Ganna, Higuita, Remco…

Carlos Arribas
Superman López
Superman López gana en el Alto Colorado.Sprintcycling

¿La curva? Señor, en San Juan no hay curvas. Como una Castilla de Ortega desmesurada, los páramos de San Juan, junto a los Andes, ascienden hasta una altura de 2.600 metros por carreteras rectas interminables, ni un árbol, ni siquiera arbustos, matojos. Allí, centenares de aficionados se calientan y se alimentan con hogueras en las que preparan y engullen asados de ternera, y entre ellos, aromados, y un poco de humo, atraviesan los mejores ciclistas del mundo, Egan, Remco, Higuita, Ganna, en lucha de orgullo. Es el primer duelo de la temporada 2023, la de Egan resucitado un año después, Egan año I DC (después de la caída); la de Remco ya categorizado como número uno del mundo, maillot arcoíris en el pecho.

El duelo que en el Alto Colorado --un puerto que es una autopista azotada por el viento sur, tan frío en mitad del verano austral, un largo falso llano, 4%, 5%, sostenido, 15 kilómetros así, y rectas en la que las imágenes de los ciclistas son espejismos, y las distancias se confunden, y la altitud que roba el oxígeno-- revienta Superman López, expulsado del Astana por sospechas de dopaje por su relación con una investigación judicial, y que en el Medellín, “aquí todo florece”, se lee en su maillot, vuelve a ser intocable. “No tenía en mente atacar tan abajo, me ha dado por hacerlo y ya está. Mi idea era el sprint, en los últimos 500 metros. A veces uno piensa las cosas pero las cartas se mueven de otra manera. “, dice el ganador”.

Superman es, de paso, nuevo líder de la Vuelta a San Juan, que termina el domingo. “Había que mostrar lo que hay en las piernas. Si no sale, no pasa nada, pero si sale, y ha salido, es maravilloso. He pasado momentos difíciles, el final de año fue complicado, pero ya en enero empecé a enfocarme en esta carrera. Con el director hablé de venir aquí a disfrutar, a gozársela, a pasarlo bien con este deporte que lo llevamos en nuestra sangre. Sin ver los resultados. Simplemente a disfrutar. Esta victoria no tiene ningún mensaje, me ha salido natural, de corazón. Éste soy yo. Me gusta atacar y dar batalla”.

Hay duelo. El de Remco y su responsabilidad, su deuda con su imagen, que ataca a 10 kilómetros, y cuando lo hace así, tan fuerte, como lo hizo en el Mundial, en Lieja, en San Sebastián, en la Vuelta, todos piensan que, qué grande, el debate se acabó. Pero hasta Remco choca contra el viento en la carretera que asciende la cordillera y la atraviesa hasta Chile, ahí al lado; y cuando cede, a siete kilómetros del alto, es Superman quien da inicio a su show. Acelera, y mata. Solo un esfuerzo de Egan, de Ganna, los dos Ineos que pelean, parece devolver la razón a una carrera. Vana ilusión. También ellos sucumben. También Higuita, que osa seguir al incontenible Superman, el héroe de Pesca, en Boyacá, que en Colombia ha encontrado refugio, y deja tirados a todos los más grandes, congeladitos, polluelos sin plumas que despiertan compasión, hasta dan ganas de abrazar a Remco y darle calor, tanto les temblequean los dientes, tanto tiemblan sus manos. Y él, como si nada. Su mundo es otro.

A Ganna, también, el último que se lanza en su persecución. El mejor contrarrelojista del mundo, el recordman de la hora, 1,90 metros, 90 kilos, posición de contrarrelojista y vatios a centenares. Pero si a 2.600 metros de altitud, la altura del Galibier, Superman, el hombre de la sierra, está en su elemento, para Ganna el aire no es oxígeno, es fuego que le quema los pulmones. Y revienta. En meta cede 30s; 38s, Egan, la voluntad de volver, la confianza que le regresa,; 1m 9s a Remco. “Una cosa es hacer buenos números entrenando y sentirse bien con la grupeta en la casa”, dice el colombiano de Zipaquirá, que comprueba que las sensaciones bárbaras, tan buenas, con las que llegó a su primera carrera prácticamente desde su accidente hace un año, y trabaja para Ganna, para que su compañero italiano alcance al inalcanzable. “Pero otra cosa es eso, atacar y poder tener buena sensación en carrera. Sabía que Miguel Ángel [Superman] estaba muy fuerte, le veía muy fino. Sabía lo que iba a hacer. Y estoy supercontento por él, por su valentía, y por Medellín, que le dio la oportunidad”, añade Egan a quien a Superman le une la amistad común con Óscar Sevilla, el albaceteño de Ossa de Montiel que, en 12 años viviendo en Colombia, se ha convertido en la referencia de todos. “Espero que a Miguel Ángel no le maltraten como me maltrataron a mí”, dice Sevilla, despedido del T-Mobile de Jan Ullrich cuando la Operación Puerto, en 2006, y encontró refugio en Colombia. Y sigue pedaleando a los 47 años.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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