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El fenómeno Wembanyama: “Va a romper la NBA”

El pívot francés, de 18 años y 2,20m, suscita una enorme expectación por su juego y su espectacular físico antes de llegar a la Liga estadounidense

Victor Wembanyama en un tiro sobre Eric Mika, del Ignite, durante un partido de exhibición en Nevada, el 6 de octubre.
Victor Wembanyama en un tiro sobre Eric Mika, del Ignite, durante un partido de exhibición en Nevada, el 6 de octubre.Steve Marcus (Getty Images)
Juan Morenilla

Si todo lo que se espera de Victor Wembanyama se cumple, la NBA vivirá un antes y un después del verano de 2023. El pívot francés, de 18 años, 2,20m de estatura y 2,38m de envergadura, jugador del Metropolitans 92 de la liga francesa, ha causado tal impacto por su juego, su habilidad y su espectacular físico que no solo nadie en la Liga estadounidense discute que será el número uno del próximo draft, sino que su llegada a la meca del baloncesto provocará un tsunami semejante al de LeBron James hace dos décadas. Wembanyama es un rascacielos de piernas y brazos interminables, enormes manos y una movilidad y técnica impropias de semejante gigante. El asombro es unánime incluso entre los más grandes. “Es un alienígena. Nadie ha visto a alguien tan alto y tan fluido y elegante en la pista”, se rinde LeBron. “Debemos prepararnos para este chico”, asume Antetokounmpo. Curry añade: “Es un jugador de videojuego”.

Wembanyama cumplirá 19 años el 4 de enero, momento a partir del cual puede ser elegible para la NBA. Muchos meses antes, la lucha por el diamante ha comenzado. Y hasta el comisionado de la NBA, Adam Silver, ha activado la alerta por el famoso tanking, la trampa por la que los equipos pierden adrede muchos partidos durante la temporada regular para asegurarse una mejor posición de cara al draft (los conjuntos con más derrotas tienen más opciones de ocupar las primeras plazas en el sorteo; los tres peores, un 14% cada uno de elegir en primer lugar). “El sistema es bueno, pero tenemos un problema grave cuando hay el sentimiento, como tenemos ahora, de estar ante un jugador único en una generación”, ha comentado Silver.

 Victor Wembanyama y Tremont Waters en el partido de exhibición contra Ignite en Nevada, el 6 de octubre.
Victor Wembanyama y Tremont Waters en el partido de exhibición contra Ignite en Nevada, el 6 de octubre.Ethan Miller (Getty Images)

La locura comenzó a desatarse en octubre durante un par de encuentros amistosos del Metropolitans 92 en Las Vegas contra el Ignite, de la Liga de Desarrollo de Estados Unidos. Wembanyama voló con 36,5 puntos, 7,5 rebotes y 4 tapones de media. Enfrente estaba el estadounidense Scoot Henderson, otro aspirante al primer puesto del draft. “Si yo no hubiera nacido, Henderson merecía ser el número uno”, zanjó Wembanyama. Su espectáculo en la pista fue tal que la NBA está emitiendo gratis a través de su aplicación móvil los partidos del Metropolitans en la Liga francesa. “Es el jugador con más proyección desde LeBron por el impacto que puede tener en el juego y en la competición”, cuenta Jordi Fernández, primer entrenador asistente en Sacramento Kings.

La historia de Victor Wembanyama comienza a escribirse en un barrio a las afueras del sur de París. Hijo de Felix Wembanyama, atleta congoleño de triple salto, y Elodie Fautereau, jugadora de baloncesto y entrenadora (dirigió a su hijo), el niño practicó el fútbol, como portero, y el yudo hasta que su crecimiento le empujó a la canasta. A los 10 años ya medía 1,80m y a los 11 años los ojeadores estadounidenses seguían su carrera en la cantera del Nanterre. Con 14 años, fue invitado por el Barcelona para jugar la Minicopa ACB. A esa edad, un cadete, ya se estiraba hasta el 2,10m, pesaba 78 kilos y tenía una envergadura de 2,22m. Estuvo una semana vistiendo de azulgrana, acompañado en el viaje por su madre.

El entrenador que lo dirigió en el Barça ese 2018, Carlos Flores, hoy técnico del Sant Antoni (LEB Plata), recuerda algo que no olvidará. “Lo trajo Pere Capdevila, jefe de la cantera, y me dijo: ‘Disfrútalo. Dentro de unos años podrás decir que entrenaste a Victor Wembanyama’. Fue un impacto brutal. Era muy largo, Me impresionaron sus manos y sus pies, sobre todo sus manos, por lo grandes que eran. Pensé que tendría problemas para moverse, que no se podría mantener bien en pie, pero cuando le dimos un balón nos dejó sin palabras. Era todo gracia, un talento que no cabía esperar en un cuerpo semejante. Era increíble que con esa altura se moviera así”. Flores comprendió de inmediato que estaba ante una estrella que unía la carrocería de un pívot con la habilidad de un exterior. “Su visión de juego, su manera de botar, de dar un pase sin mirar, de pasarse el balón por debajo de las piernas en un contraataque... Un alero en el cuerpo de un grande. Era un chico que parecía que se iba a romper jugando y ahora va a romper la NBA”, resume Flores.

El Barça lanzó sus redes para ficharlo. Además de invitarle a la Minicopa, le mostraron las instalaciones, la ciudad deportiva, y le presentaron una oferta para entrar en la cantera azulgrana al curso siguiente, pero la familia, siempre muy protectora con él, consideró que su lugar estaba en Francia, al calor del hogar, sin prisas. La joya brillaba de tal manera que no necesitaba mostrarse en ningún escaparate, solo ir quemando etapas en casa. Todos sabían que tenía un billete a su nombre para la NBA.

Después de debutar con 15 años en la Eurocup con el Nanterre, Wembanyama fichó la temporada pasada por el Asvel Villeurbanne, el campeón de Francia, el equipo que controla y preside Tony Parker, el gran mito del baloncesto galo. Solo duró un año y este verano se mudó al Metropolitans cuando podría estar jugando ahora la Euroliga. En el banquillo de su nuevo destino le esperaba Vincent Collet, que también es el seleccionador de Francia y con el que puede debutar mañana en el combinado absoluto frente a Lituania en partido clasificatorio para el Mundial —una lesión le apartó del Eurobasket que conquistó España—. Será novato y líder el mismo día.

“Es increíble, no solo por su tamaño, sino por sus habilidades. El año pasado no jugó demasiado y el acuerdo que tenemos en el club es darle esa experiencia de jugar de verdad”, comenta Collet, que comparte además agente con la perla, igual que Gobert, Fournier, Batum... Con la camiseta del Metropolitans, Wembanyama es el jugador con mayor valoración en la Liga francesa, es la figura indiscutible y, al no disputar ninguna competición europea, dispone de más tiempo para pulir su físico y su técnica antes de derribar la puerta de la NBA. Por ejemplo, para dibujar, afición que practica a diario para mejorar su habilidad con las manos.

El chico mantiene los pies en el suelo mientras a su alrededor estalla la locura. Las cinco publicaciones con vídeos de Wembanyama en la cuenta de Instagram de NBA Europa acumulan más de tres millones de visitas y multiplican por cuatro la media de difusión de los contenidos en la plataforma. “En Francia el baloncesto existe por la NBA, y hoy hasta las radios que solo hablan de fútbol están con Wenbanyama”, explica Yann Ohnona, periodista de L’Équipe que le sigue durante años; “es alguien especial, muy inteligente, tanto dentro de la pista como fuera. No le importa lo que LeBron o Curry digan sobre él. Tiene la cabeza muy bien amueblada. Acabó el instituto un año antes de lo que tocaba”.

Victor Wembanyama mezcla esa serenidad con la confianza que sienten los elegidos. No esconde las expectativas, ni le agobia la presión. “Lo que me está pasando no es nada nuevo, me he estado preparando para esto desde que nací. Toda mi vida, incluso antes de llegar al baloncesto, he intentado hacer algo distinto. No hablo de deporte, sino de cualquier cosa. Me gusta la originalidad, lograr cosas que jamás se han hecho antes. Mi destino es la NBA”.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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