El arte del Atlético
Griezmann, que marcó dos goles y uno fue olímpico, explica a un Betis agitado por Fekir y Joaquín que el equipo de Simeone necesita muy poco para hacer mucho daño
Lo del Atlético es un arte, sin duda. Con dos goles de Griezmann, uno de ellos de saque de esquina, y un poco de orden al aprovechar dos errores del meta del Betis, Rui Silva, el equipo de Simeone se hizo con una victoria importante para agarrar la tercera posición. El tanto olímpico de Griezmann llegó cinco minutos después de que el VAR constatara un justísimo fuera de juego de Luiz Henrique. El bético había batido a Oblak y el gol subió al marcador. La alegría bética se esfumó con la intervención de la tecnología.
El Atlético metió dos goles con tres disparos a puerta y todavía tuvo que sufrir en el tramo final del choque, cuando el Betis, dinamizado por Joaquín y Fekir, fue por fin el Betis. Un equipo que se lanzó a la yugular del Atlético y que pudo empatar en un remate de Álex Moreno al larguero. El golazo de falta de Fekir le había dado alas a los andaluces. No pudo ser. El arte del Atlético se impuso una vez más. Un veneno silencioso que maniató al Betis durante más de una hora de partido. Una forma de jugar al fútbol tan práctica como aburrida, pero que obtuvo su fruto en un gol olímpico donde el meta Rui Silva y toda la defensa del Betis permitieron que un balón a media altura entrara en la portería andaluza.
El Atlético, que siempre defendió bien, acabó con la racha del Betis en el Benito Villamarín, donde acumulaba cinco triunfos consecutivos para ser el mejor equipo como local. Podrá gustar más o menos, pero eso tiene su mérito. También lo tuvo el Betis, que solo cuando se soltó creó peligro de verdad ante un equipo al que resulta complicado meterle mano.
Un fondo flamenco animó la festiva previa del duelo entre béticos y atléticos. “Se deberían haber quedado todo el partido”, se escuchó en la grada del Benito Villamarín. El sol que entraba por detrás de la grada de Preferencia invitaba, sin duda, a la siesta. Realmente no se puede entender que un partido entre el cuarto y el quinto clasificado de la Liga ofrezca tan poco. Hay motivos que pueden explicarlo en el caso del Betis. Pellegrini no pudo contar con Canales, sancionado, y con Fekir, entre algodones tras una lesión, en el banquillo. Son dos jugadores absolutamente diferenciales en el cuadro bético.
Un repliegue abrasador
Ante la presunta grandeza del rival, el veterano técnico chileno optó por adelantar la posición de William Carvalho y reforzar el centro del campo con Guardado. Un Betis más estático, sin apenas capacidad para desbordar líneas, que sufrió en ataque ante lo que propuso el Atlético. El repliegue de los de Simeone fue abusivo, abrasador, toda una invitación a que el Betis tuviera el balón en posiciones intrascendentes. Se puede deducir que el Atlético juega así, pero suena a vulgaridad con tantos millones sobre el terreno de juego.
Un caso inexplicable de apatía (ni un disparo entre los tres palos del Betis en la primera mitad) que al menos contuvo el ímpetu de un equipo andaluz que, ante la desidia rival, optó por no arriesgar y conformarse con el empate. Una cosa sí hace bien el Atlético, no obstante. Junta las líneas y aprieta en masa al contrincante. Cuando se trata de jugadores como Sabaly, Rodri o incluso Guardado, hay muchas posibilidades de cortar la jugada. De todas formas, el cortocircuito del Betis fue evidente porque jugadores como Carvalho, mucho más clarividentes, también fueron anulados. El Betis respiró en alguna incursión de Álex Moreno por la izquierda o de Luiz Henrique por la derecha. Lanzó también seis saques de esquina en el primer tiempo. Apenas remató uno. Y malamente. El resto fue un cansino repertorio de pases previsibles y al pie. Además, el Betis lamentó la baja de Luiz Felipe, su mejor central, a los 18 minutos.
El segundo tiempo fue más divertido. Apenas unos centímetros provocaron la anulación del gol de Luiz Henrique por un fuera de juego de Borja. Respiró el Atlético, más intenso, con una mejor ocupación de los espacios, y sobre todo, con contundencia. Fue una cuestión de detalles. Rui Silva, el buen portero del Betis, se tragó un córner de Griezmann. El Atlético respiró y el Betis notó el golpe. Sin que su rival hubiera hecho nada, perdía el partido. Silva volvió a errar en un débil disparo de Griezmann que se coló entre sus piernas. Aunque Fekir y Joaquín le cambiaron la cara a este Betis, que marcó un gol y estuvo muy cerca del empate. De nuevo los detalles jugaron a favor del Atlético cuando un remate de Álex Moreno dio en el larguero en el minuto 91. Lo siguiente fue la carrera de Simeone hacia su vestuario celebrando el triunfo.
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