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PISTA LIBRE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Laporta traslada a Xavi el foco de las miradas

Cualquiera que sea la opinión sobre la estrategia de Barça para obtener ingresos, el presidente puede alegar que el entrenador dispone de una plantilla a la altura de lo que se espera

Xavi
Xavi Hernández durante un entrenamiento del Barcelona en la pretemporada.Alejandro Garcia (EFE)
Santiago Segurola

Un empate decepcionante reveló el frágil sistema de equilibrios en el Barça, que traslada a Xavi el foco de las responsabilidades que la temporada anterior se centraban en su presidente, Joan Laporta. La balanza se inclina hacia el entrenador después de un bullicioso verano de fichajes, multimillonarias ventas de derechos y un sinfín de especulaciones que todavía no han acabado. Faltan 15 días para el cierre del mercado. El club más endeudado del mundo pretende añadir nuevos y carísimos jugadores —Bernardo Silva, en concreto— a su lujosa plantilla actual. Nada que ver con la penuria del pasado año.

Laporta ha salvado esa distancia kilométrica con la contratación de Lewandowski, Raphinha, Koundé (153 millones entre los tres), además de la llegada de Christensen y Kessié, sin costo en las adquisiciones. La renovación de Dembélé confirma que jugar en este Barça apetece más que en la edición precedente.

Algo parecido debe de pensar Frenkie de Jong. Su contencioso tiene un marcado carácter económico —el jugador holandés quiere cobrar el dinero que figura en el contrato de renovación que firmó con el anterior presidente, Josep María Bartomeu, y en el club ahora le dicen que más verdes las han segado—, pero ofrece otra vertiente interesante. El catastrófico arranque del Manchester United en la Premier League tiene un carácter disuasorio en el mercado de estrellas. Nadie quiere salir triturado por la minipimer de Old Trafford.

De Jong, sometido a una feísima presión en las últimas semanas, ha añadido más valor a su posición. Crece su precio —consecuencia del decreciente estado de salud del Manchester United—, pero el insípido partido del Barça le ofrece inmejorables perspectivas. Juega en un club que ha construido una potente plantilla y disputará la Liga de Campeones, pero todavía camina tambaleante, entre sombras. Frente al Rayo, De Jong jugó la segunda parte. No se escuchó un silbido. Salió beneficiado del desconcierto general.

Cualquiera que sea la opinión sobre la estrategia de Laporta para obtener ingresos —la venta de diversos derechos del club por un valor cercano a 800 millones de euros—, el presidente puede alegar que el entrenador dispone de una plantilla a la altura de lo que se espera del Barça. Le ha pasado el balón a Xavi. Presidente y entrenador han cambiado su situación con respecto a noviembre de 2021.

Laporta acudió a Xavi después de mantener a Koeman. Le destituyó en la 11ª jornada. El Barça ocupaba la novena posición y los presagios no podían ser peores. Comenzó a dudarse de alcanzar el objetivo prioritario, terminar entre los cuatros primeros del campeonato para acceder a la Liga de Campeones. Despedido el entrenador, el último dique capaz de sostener a Laporta era Xavi Hernández. Eso, o un incontrolable estallido social.

El derbi con el Espanyol inauguró el recorrido de Xavi. Venció el Barça (1-0) con una alineación en la que figuraban Mingueza —ahora en el Celta—, Nico González (Valencia) y un extremo de 17 años: Ilias Akhomach. En el banquillo, Riqui Puig (L.A. Galaxy), Abde y Yusuf Demir (Rapid de Viena). Los tres jugaron en el segundo tiempo. Era el equipo menos prometedor del mundo. Xavi cumplió con su parte y llevó al Barça hasta la segunda posición del campeonato. Durante la mitad de la Liga, la posición del presidente dependió de la destreza de Xavi. En cierto modo, recordó su relación con Pep Guardiola después de la moción de censura.

Ya no es el caso. Laporta ha entregado a Xavi los recursos que necesita. El equipo tiene mucho mejor aspecto que la situación económica del club. A Xavi le toca dirigirlo a buen puerto. Las miradas han girado de dirección en el Camp Nou: del palco al banquillo. Xavi ha terminado su breve periodo como presidente de facto.

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