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Alcaraz y Zverev, de martillo a martillo

El español se mide por el título de Madrid con el alemán, defensor del título, al que aún no ha derrotado y que no ha perdido nunca en la central de la Caja Mágica

Alcaraz y Zverev Mutua Madrid Open
Zverev devuelve pelota durante el partido contra Tsitsipas en Madrid.Manu Fernandez (AP)
Alejandro Ciriza

Era la una y cuarto de la madrugada y Carlos Alcaraz descansaba plácidamente en su hotel, cuando Alexander Zverev, escollo este domingo (18.30, La 1 y #Vamos) para el murciano en la final del Masters de Madrid, todavía pisaba la central de la Caja Mágica. El alemán, de 25 años y campeón el curso pasado, acababa de batir al griego Stefanos Tsitsipas (6-4, 3-6 y 6-2, en 1h 53m) y departía con Alex Corretja, antes jugador y estos días a los micrófonos de la televisión pública española, sacándoles jugo a los tenistas en las entrevistas que hace al término de los partidos.

“Esta es mi pista favorita, la Caja Mágica es la mejor del mundo”, decía el tallo de Hamburgo, que la semana pasada aterrizó en España entre lágrimas, después de haber “tocado fondo” tras una derrota en la primera ronda del torneo de Múnich. No olvida el alemán la estadística: 21 partidos, 19 triunfos y solo dos derrotas, ninguna de ellas registrada en el estadio Manolo Santana. “Llegué aquí sin confianza y jugando mal, pero esta pista saca algo de mí. Ha sido la pista de Rafa [Nadal] durante 15 años y ahora va a ser la pista de Carlos durante los próximos 15 años, pero espero poder ganarle mañana”, agregaba el número tres.

No olvida tampoco Zverev un detalle al que agarrarse: las dos veces que él y el chico de El Palmar se han enfrentado triunfó, las dos el año pasado; primero sobre el cemento de Acapulco, al aire libre, y luego en el de Viena, a cubierto. Buenas vibraciones para un tenista que en 2021 capturó seis títulos –el oro olímpico, dos Masters 1000 y la Copa de Maestros– y que ahora, año nuevo-vida nueva, trata de “orientar” su carrera de la mano de Sergi Bruguera, con el que trabaja desde finales de marzo. Después de probar con Juan Carlos Ferrero y David Ferrer, llega el turno para el capitán de la Copa Davis.

“He estado sin entrenador durante seis o siete meses, ya que mi padre tenía otras cosas que hacer, pero necesito que alguien pueda estar pendiente de lo que suceda en la pista de tenis”, explicaba Zverev, investigado por la ATP desde octubre por presuntos malos tratos hacia su expareja, en un proceso del que todavía no se tiene noticia alguna. En cualquier caso, el finalista dice estar centrado en su deseo de ser número uno y festejar un Grand Slam, de ahí que no pierda un solo segundo y ayer se quedase a ensayar de madrugada después de apear a Tsitsipas, al igual que el día previo tras vencer a Felix-Auger Aliassime.

Entrenamiento de madrugada

“Haré algunos saques antes de acostarme, pero estoy feliz de hacerlo tan tarde, porque eso significa que voy a jugar la final”, le contaba a Corretja, añadiendo que se acostaría cuatro horas más tarde entre el trabajo extra, la recuperación y el traslado hasta el dormitorio. Es decir, Zverev va a contrarreloj y dispondrá de un margen mínimo para abordar el choque con Alcaraz, el torbellino que ha revolucionado el presente. El español de 19 años, sexto del mundo a partir de este lunes y que el ejercicio pasado partió en Madrid como el 120º, es el finalista más joven en la historia del torneo y el más precoz en batir a Nadal y Djokovic.

“No me ha sorprendido”, apuntó Zverev. “Sé lo que bueno que es”, lo elogió. “En Acapulco ya dije que sería top-10 en 2023, pero me ha ganado por un año la apuesta. Es increíble, con su edad ya parece un adulto. Mañana [por hoy] tendré al rival más duro de toda esta semana, por eso voy a seguir entrenando a estas horas”, prolongó, consciente de que si logra triunfar en Madrid y después en el Foro Itálico de Roma, y Djokovic no alcanza la final italiana, ascendería a lo más alto del ranking, toda vez que Daniil Medvedev (número dos) ha ido perdiendo fuelle desde que perdiera la final de Australia.

Golpe estático, golpe en movimiento

Vencedor en la edición del año pasado contra Matteo Berrettini, las opciones del alemán pasan fundamentalmente por el hecho de que pueda darle continuidad a su saque. Ante Tsitsipas, la hoja de servicios reflejó que ganó 40 puntos de los 48 dilucidados bajo sus primeros (83%). Solo firmó cuatro aces, pero depende de su martillo. No le falta pegada tampoco a Alcaraz, aunque en una versión diferente; el murciano también alcanza picos de velocidad elevadísimos en estático (hasta 223 kilómetros por hora), pero su potencia se expresa todavía mejor en movimiento. Contra Djokovic dejó 50 golpes ganadores.

“Aquí es muy difícil controlar su bola”, advirtió el número uno. Y lo sabe bien Zverev, que asistirá con pocas de sueño y sobre alerta. “No tiene límites”, describe Sascha. “Haber ganado a Rafa y a Novak me da mucha confianza de cara a la final”, adelantó Alcaraz. De mazo a mazo, la 20ª edición del torneo madrileño espera ganador. Resuelto el dilema femenino en un desenlace deslucido por el horario –Ons Jabeur ganó a Jessica Pegula a la carrera (7-5, 0-6 y 6-2), tras el seísmo provocado por Carlitos–, el masculino se decidirá a golpe de vértigo.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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