Djordjevic: “España siempre hace lo mismo. A mí ya no me engañáis”
El seleccionador serbio analiza el duelo ante los de Scariolo entre elogios a su competitividad y mensajes de ambiciosa prudencia. “Mis jugadores necesitan que les apriete y les gusta además”, cuenta
En 2013, después del séptimo puesto en el Eurobasket de Eslovenia, la federación serbia, presidida por el mítico Dejan Bodiroga, tomó una decisión estratégica: otorgar el mando de la selección a Sasha Djordjevic. Con una modesta andadura como entrenador en Milán y Treviso, su nombramiento despertó reticencias pero, cuando cogió la pizarra, ya lo había ganado todo como jugador. Con tres oros y un bronce europeos entre 1987 y 1997, una plata olímpica en 1996 y un oro mundial en 1998 en su currículo, se hizo cargo de un equipo en formación y lo barnizó de ambición y orgullo patriótico. Los subcampeones mundiales, olímpicos y europeos (2014, 2016 y 2017) buscan subir en China el peldaño del podio que les falta. “Ese es el carácter que nos impusimos hace seis años cuando comenzamos a entrenar y jugar juntos. Hasta que no haya un equipo que nos demuestre sobre la cancha que es mejor, no vamos a rendirnos. Cuando nos ganen les daremos la mano y la enhorabuena”, comenzó explicando Djordjevic en un aparte con los periodistas españoles en Wuhan antes del Serbia-España que determinará el orden con el que ambas selecciones pasarán a cuartos.
Carismático, histriónico, ambicioso y persuasor, a Djordjevic el cargo le viene como un guante. Idolatrado por sus jugadores, ha sabido trasladar como nadie su determinación y orgullo al banquillo de la selección. En China se le ve sereno, consciente del potencial de una selección inabarcable. Pero también con la mirada afilada para cortar de raíz cualquier brote de autocomplacencia. “Tenemos un equipo sano, nos gusta estar juntos, entrenar duro, competir y ganar. Pero con mucha humildad y los pies sobre la tierra porque no hemos hecho nada aun. Mis jugadores necesitan que les apriete y les gusta además. Estamos en boca de todos, pero si nos creemos lo que dicen de nosotros nos eliminarán”, señaló Sasha antes de lanzarse a analizar a España entre el elogio, la ironía y la revancha personal.
“Quiero ganarles porque pienso que son los mejores. Tengo muchísimo respeto por ellos porque han demostrado que saben ganar. Siempre acaban en el podio y eso es para tenerles mucho respeto. Por eso la meta es ganar a España, ese es el mensaje que he transmitido a todos”, desarrolló el seleccionador serbio para contextualizar el duelo rumbo a cuartos. “España siempre hace lo mismo en todos los campeonatos. A mí ya no me engañáis. Pueden empezar regular, pero tienen muchísima experiencia, con Rudy, Sergio [Llull] y Ricky que llevan el equipo junto a un Marc excepcional”, soltó con la locuacidad del que está a gusto en mitad del escenario y prosiguió con una anécdota elocuente. “Cuando les vi en el avión les pregunté ‘¿qué tal? ‘, y me respondieron ‘tranquilitos’. Son unos competidores increíbles y saben cuando llega el momento importante. Por eso han tenido tantos éxitos a lo largo de más de una década”, incidió en su elogio a la selección de Scariolo.
Djordjevic se confiesa ajeno a las cuentas antes del duelo con España. Ambos equipos, ya clasificados, mirarán de reojo al Argentina-Polonia que se disputa media hora antes en Foshan. El resultado de los partidos determinará los emparejamientos de los cuatro equipos en cuartos. Serbia llega con un dominio incontestable a los cruces. En su expediente, cuatro victorias en otros tantos partidos con una diferencia media superior a los 40 puntos (105-59 con Angola (+46); 126-67 frente a Filipinas (+59); 92-77 ante Italia (+15) y 90-47 con Puerto Rico (+43). Un equipo gigante, por altura y repertorio, que ha rescatado el orden tradicional en tiempos de agitación y anarquía táctica. “Esta es la selección que buscamos desde hace seis años. Hace tiempo que se impuso el small-ball en Europa… allá donde mires se juega small-ball. Se han desplazado todas las posiciones. Los cuatro juegan de cinco, los treses de cuatro, los doses al tres… Para mí el baloncesto es el de esta Serbia. No bajar el ritmo de partido ni la velocidad, pero tener el tamaño para poder ir a por todas”, analizó Sasha en el tramo más estratégico de su discurso.
El seleccionador serbio se presentó en el Mundial lanzando un aviso a Estados Unidos: “Que Dios les ayude si se encuentran con nosotros”, pero su doble discurso mezcla siempre irreverencia y repliegue, palo y zanahoria, prudencia y desafío. “Queremos alcanzar el máximo y para eso hay que dar caña cada día. No puedes conformarte con nada. Si te recreas en historias llega otro y te limpia. Si me quitáis la ironía, ¿qué me queda? No puedo dar ya más caña de la que doy. Por eso también utilizo la ironía. Pero Estados Unidos son los máximos favoritos”, completó el motivador nacional. Puro Djordjevic.
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