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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa
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Todo lo que no vemos en la ciudad

Roman Mars, autor del ‘podcast’ ‘99% invisible’, hace visible en un libro ese mundo de cables, falsas fachadas, túneles, animales urbanos y pinchos en las ventanas

Ilustración de Patrick Vale que explica todo lo que no vemos en una ciudad del libro de Roman Mars 'La ciudad invisible'.
Ilustración de Patrick Vale que explica todo lo que no vemos en una ciudad del libro de Roman Mars 'La ciudad invisible'.EDICIONES PENÍNSULA
Anatxu Zabalbeascoa

Lo esencial es invisible a los ojos. La premisa del conde de Saint-Exupéry, el autor de El principito, que murió estrellado en el Mediterráneo cuando tenía 44 años, es la que defiende el productor de radio Roman Mars cuando habla de la ciudad. En su premiado podcast 99% invisible considera que son “las cosas corrientes, aburridas, las que suelen pasarse por alto” las que resuelven los problemas, las limitaciones históricas y los dramas humanos y, por lo tanto, las que explican el mundo.

Ahora describe textualmente esas partes ocultas de la historia de algunas calles, edificios, aceras, rampas o esquinas urbanas. De la mano de Kurt Kohlstedt, y con ilustraciones de Patrick Vale, en La ciudad invisible hace por escrito lo que tan bien supo hacer oralmente: decodificar el mundo construido para intentar verlo de verdad. ¿Cómo lo hace? Admitiendo que su libro es friki y que leerlo implica empezar a ver historias por todas partes. Las ciudades las acumulan porque están hechas a capas. Por eso Mars habla de un diseño escondido. Por eso también sus historias abren agujeros en el paisaje y despiertan los ojos en el oyente. Estas son algunas de las historias que ha encontrado paseando.

La ciudad perfecta es casi un oxímoron. Pero París podría acercarse a esa idea cuando la visitamos y nos podemos alojar en el centro, o cuando éramos menos y sabíamos más, aplaudíamos su perfección. Sin embargo, ay, se trata de una perfección que se sirve de la imperfección. El metro de París necesita respirar y por eso lo hace por respiraderos ocultos tras fachadas falsas con mansardas. Lo mismo sucede con las salidas de gases en Brooklyn. Pero el caso más flagrante de falsedad lo protagonizó el obelisco que el arquitecto Francis Greenway levantó en Sídney junto a Hyde Park, el parque más antiguo de Australia. Corría la segunda mitad del siglo XVIII. El alcalde George Thornton inauguró el monumento de 15 metros de altura con adornos de esfinges y serpientes en la base. El gesto fue tan aplaudido que tras la inauguración el político salió a hombros de los ciudadanos. Quince días después comenzaron las quejas: el obelisco ocultaba una salida de gases del sistema de alcantarillado. Ventilar cloacas con monumentos retrata un mundo muy loco. O muy valiente. Fue un clásico de las reparaciones urbanas decimonónicas.

Ilustración de una falsa fachada parisina ocultando las salidas de ventilación del metro.
Ilustración de una falsa fachada parisina ocultando las salidas de ventilación del metro.Ediciones Península

Mars describe el crecimiento de muchas ciudades como “una especie de tejido cicatrizal arquitectónico”. Habla de lo que evoluciona en rutas abandonadas, en avenidas que atraviesan antiguas callejas, como muchas de las Gran Vías, y del mundo ecléctico de convivencia y reparación que se da en torno a esos cruces.

La guerra deja su huella en las urbes con la destrucción, evidentemente, pero también con la reconversión. Y con el reciclaje. Los barrios londinenses de Peckham, Brixton, Deptford y Oval se vallaron con los soportes laterales de las más de 600.000, han leído bien, camillas de acero que las autoridades británicas mandaron construir tras los bombardeos alemanes. Y también los bolardos solían ser de madera hasta que, en el siglo XVII, el reciclaje de antiguos cañones de metal abrió el camino para los metálicos. Se ha reciclado, reutilizado y upcyclado toda la historia. Es ahora, cuando más hablamos de ello y más nombres tenemos para describirlo, cuando menos lo hacemos.

A veces son las mejores intenciones las que precisan las mayores reparaciones. Sabemos que los candados del amor están arruinando las vistas desde el Pont des Arts de París, ahora envuelto en paneles acrílicos para evitar que las barandillas se pudran con el peso de esos amores que no quieren ser efímeros. Sin embargo, atención, Mars nos cuenta que en algunos tramos de la Gran Muralla china sí están preparados para recibir esos candados: han instalado cadenas para que hasta allí llegue… ese deseo de eternidad.

Portada del libro de Roman Mars 'La ciudad invisible' (Península).
Portada del libro de Roman Mars 'La ciudad invisible' (Península).EDICIONES PENÍNSULA

Las placas históricas son como las pecas de las ciudades. Apuntan tanto el reconocimiento a alguien añorado, John Lennon en Manhattan, Galdós en Madrid, o la gran Virginia Woolf en Londres, como describen al gobierno, municipal generalmente, que las ha encargado. De repente, resurgen los progresistas, los carcas, hay momentos para los clásicos y los diversos formatos y cambios de color dejan claro el cúmulo de diferencias que es una ciudad y la cacofonía que se produce cuando intentamos decidir qué nos ha hecho como somos.

Por eso este libro vale tanto. Porque con él aprenderán quién, y cómo, inventó los resaltos autorreflectantes o por qué las tapas de las alcantarillas son siempre circulares. No me resisto a contarles esto último: la tapa circular no puede caer por el agujero que cubre mientras que las rectangulares sí. Y, además, se puede rodar para trasladarla. Encima, los tubos cilíndricos de acceso a las alcantarillas resisten las presión de la tierra de forma equilibrada… ¿Es o no fascinante descubrir cuánta gente hay pensando todo lo que no vemos en la ciudad?

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