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Premios Princesa de Asturias 2023: la empatía de Meryl Streep y el silencio de Murakami, en una ceremonia marcada por las ausencias

Los galardones se entregaron en el teatro Campoamor de Oviedo, con la ausencia de los fallecidos Nuccio Ordine y Hélène Carrère, y con la princesa Leonor a punto de cumplir la mayoría de edad

La actriz estadounidense Meryl Streep, premio Princesa de Asturias de las Artes, durante la gala de este viernes. Foto: VINCENT WEST (REUTERS) | Vídeo: EPV
Sergio C. Fanjul

En el día de los Premios Princesa de Asturias abundan en Oviedo varias tipologías de humanos: la gente con traje, los policías nacionales, los periodistas acreditados y los gaiteros. Algún helicóptero sobrevuela el centro de la ciudad, dedicado esta tarde al monocultivo de los premios. También abunda eso que se empieza a llamar princesers: los curiosos que se apostan durante la semana delante del hotel de la Reconquista tratando de vivir la magia de encontrar en persona a alguien que han visto por la tele. Aunque en Asturias no llueve tanto como se piensa fuera, resulta que el día de la ceremonia fue una jornada de grisura y rachas de orbayu con la suerte de que, por poco, la lluvia respetó la entrada al teatro Campoamor de la Familia Real y los galardonados por la alfombra añil. Acudieron el rey Felipe VI, la reina Letizia, la princesa Leonor, la infanta Sofía y la reina emérita Sofía, que presenció el acto desde el tradicional palco a la derecha del escenario, mientras el resto lo presidía.

Ya en la ceremonia, Meryl Streep, premio de las Artes, dijo que “la empatía es el corazón palpitante del don del actor”, en una alocución llena de sentimiento, magnética, muy teatral, que mantuvo al público, repleto de personalidades y autoridades, con el aliento contenido. La actriz derrochó simpatía durante su estancia esta semana en Oviedo, bailando al ritmo de las bandas de gaitas, tumbándose en el sofá durante su encuentro con Antonio Banderas o asistiendo a una representación de estudiantes de arte dramático en Gijón. En la ceremonia hizo un alegato de la interpretación como un acto de empatía. Según relató, desde que somos bebés y lloramos solo con ver llorar a otra persona, vamos perdiendo nuestra capacidad de ponernos en el lugar de los demás. Llega el interés propio, la ideología o la desconfianza.

El escritor japonés Haruki Murakami, tras recoger el Premio Princesa de Asturias de las Letras, este viernes en el teatro Campoamor de Oviedo.
El escritor japonés Haruki Murakami, tras recoger el Premio Princesa de Asturias de las Letras, este viernes en el teatro Campoamor de Oviedo. Chema Moya (EFE)

“Así llegamos a este triste momento de la historia”, añadió la estadounidense, haciendo también referencia al asesinato de Federico García Lorca y a cómo el personaje de Martirio, en La casa de Bernarda Alba (cuando estaba en la universidad, Streep participó en un montaje de este texto), se lamenta por la repetición de las tragedias. “La empatía puede ser una forma radical de acercamiento y diplomacia, igualmente crucial en otros ámbitos de actividad. En este nuestro mundo cada vez más hostil y volátil, espero que podamos hacer nuestra otra regla que se enseña a todos los actores: lo importante es escuchar”, remató la actriz. Si la guerra de Ucrania fue central en la gala del año pasado, este año, de forma quizás menos intensa y más velada, la situación en Gaza ha sobrevolado algunas intervenciones. En la tradicional concentración republicana y de protesta que se congrega en la aledaña plaza de la Escandalera, y cuyo pitidos y abucheos se ven opacados por el pasacalles de bandas de gaitas de toda la región, ondeaban numerosas banderas y pancartas en solidaridad con el pueblo palestino.

Una gala con notorias ausencias

Aunque la ceremonia se celebra anualmente siguiendo un patrón similar, este año tuvo varias particularidades. La más notoria: dos de los premiados fallecieron en el periodo entre el anuncio de su galardón y la entrega de premios. Es el caso del ensayista italiano Nuccio Ordine, premio de Comunicación y Humanidades: su hermana y su pareja se han desplazado a Oviedo para asistir a la ceremonia. También la académica francesa y eurodiputada Hélène Carrère d’Encausse, premio de Ciencias Sociales, cuyo hijo, el escritor Emmanuel Carrère, vino a recogerlo. Curiosamente, el escritor había recibido el galardón de las Letras en 2021, por lo que todo esto le resultará familiar. Uno de los premiados en Investigación Científica y Técnica, Jeffrey Gordon, no pudo acudir por el repentino fallecimiento de su esposa.

El premio de las Letras de este año, el japonés Haruki Murakami, no pronunció discurso en este acto, tal vez debido a su conocida timidez y aversión a los actos públicos. Aunque no se dirigió a las élites aquí reunidas, sí que se encontró con las bases de la literatura el miércoles en Gijón, en un acto con los clubes de lectura de las bibliotecas públicas. Y no se le vio demasiado incómodo. Curiosamente, Murakami es un célebre corredor de maratón, como, en otro nivel de exigencia, Eliud Kipchoge, premio de los Deportes. Probablemente, al japonés le interesó especialmente el discurso del keniano.

“¿Saben? Correr no es solo movimiento físico. Correr es un vehículo que tiene el poder de unirnos”, dijo Kipchoge, que desplegó no poco pensamiento positivo. Un maratón es una celebración colectiva en la que no importa el origen o el color de piel de cada uno. Una persona que consigue acabar un maratón, según el keniano, es capaz de hacer cualquier cosa. Sus victorias no las celebra con fiesta y champán. “Me gusta volver a mi campo de entrenamiento en Kenia y plantar un árbol”, dijo, “ya que, una vez alcanzada la meta, el momento de gloria es fugaz. Pero la alegría que produce el crecimiento de un árbol dura muchas vidas”. La mala suerte quiso que el corredor viese batido su récord por su compatriota Kelvin Kiptum poco antes de acudir a Asturias.

Felipe VI habla con la princesa Leonor tras su intervención en la gala.
Felipe VI habla con la princesa Leonor tras su intervención en la gala.Ballesteros (EFE)

La princesa de Asturias, casi mayor de edad

Y otra particularidad: la princesa de Asturias, Leonor de Borbón, que dio su primer discurso público en 2019 sobre este mismo escenario, compareció esta vez a punto de alcanzar la mayoría de edad (cumplirá 18 años el día 31 y, como ha explicado, firmará la Constitución) y poco después de jurar bandera en la Academia General Militar de Zaragoza. “Puedo decirles que soy muy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades”, dijo en su alocución. Su padre, el rey Felipe VI, denunció el “sufrimiento desgarrador” que causa la guerra en Oriente Próximo y llamó a defender una paz basada en “garantías mutuas de respeto y seguridad”. Recordó que el premio a la Cooperación Internacional en 1994 fue otorgado, de manera conjunta, al primer ministro de Israel, Isaac Rabin, y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, por sus esfuerzos por conseguir la paz en la región. En cuanto a la política nacional, el Rey apeló a la “responsabilidad” de los políticos y advirtió de que la solución de los problemas de España debe llegar “de la unidad, nunca de la división”, idea que arrancó la mayor ovación de toda la ceremonia. El Rey lució un vendaje negro en su mano izquierda por una leve lesión de muñeca.

El escritor francés Emmanuel Carrère, a su llegada a la gala para recoger el premio de Ciencias Sociales de su madre, Hélène Carrère d'Encausse.
El escritor francés Emmanuel Carrère, a su llegada a la gala para recoger el premio de Ciencias Sociales de su madre, Hélène Carrère d'Encausse.Paco Paredes (EFE)

Luis Pizarro, director ejecutivo de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi), organización premiada en el ámbito de la Cooperación Internacional, habló de millones de enfermos invisibles y olvidados, muchas veces con enfermedades para las que no existe cura. “Son demasiado pobres para que sus enfermedades interesen en este lado del mundo”, denunció. La investigación farmacéutica tradicional no ve en ellos un mercado lucrativo del que sacar rentabilidad. La enfermedad de Chagas, el micetoma, la leishmaniasis, la enfermedad del sueño… La cifra es abrumadora: 1.600 millones cada año, según la Organización Mundial de la Salud. Otra iniciativa premiada, esta vez con el Premio de la Concordia, es Mary’s Meals, una organización sin ánimo de lucro con sede en la localidad escocesa de Dalmally, cuyo objetivo es suministrar una comida diaria a niños en los colegios. En cuanto al Premio de Investigación Científica y Técnica, fue recogido por los biólogos E. Peter Greenberg y Bonnie L. Bassler (faltaba Gordon, por el motivo antes mencionado), por estudios sobre el microbioma humano y la comunicación entre bacterias.

Después de escuchar el himno de Asturias interpretado por la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, los galardonados bajaron del escenario y abandonado el teatro por el pasillo central acompañados del pasacalle El Xarreru. Se prevé que el sábado, la Familia Real ponga punto y final a su periplo anual por el Principado visitando el Pueblo Ejemplar de Asturias de este año, las parroquias de Arroes, Pion y Candanal, en el concejo de Villaviciosa.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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