Japón se revuelve contra Barbenheimer en el aniversario de Hiroshima y Nagasaki
Intelectuales y académicos advierten de que los memes que mezclan el lanzamiento de la bomba atómica con el universo rosa de Barbie reflejan la desconexión emocional de las nuevas generaciones con el holocausto nuclear
En Japón todavía no se está proyectando ninguna de las dos películas que se han convertido en el fenómeno cinematográfico del verano en buena parte del planeta: Barbie, protagonizada por la famosa muñeca, no llegará a las pantallas el 11 de agosto, mientras que Oppenheimer, que recrea la biografía del cient...
En Japón todavía no se está proyectando ninguna de las dos películas que se han convertido en el fenómeno cinematográfico del verano en buena parte del planeta: Barbie, protagonizada por la famosa muñeca, no llegará a las pantallas el 11 de agosto, mientras que Oppenheimer, que recrea la biografía del científico considerado “el padre” de la bomba atómica, aún no tiene fecha porque las distribuidoras niponas suelen esperar unos meses para lanzar los éxitos de Hollywood. Pero eso no impide que se hayan convertido en fuente de una intensa polémica en el país que empezó en las redes sociales, se ha ido calentando esta última semana y llega a su punto álgido este domingo, cuando se conmemora el 78º aniversario del lanzamiento de la primera bomba atómica sobre Hiroshima, al que seguirá el miércoles el de Nagasaki.
Los polémicos memes que fusionan la imagen de Barbie con la explosión de la bomba atómica en Hiroshima están provocando un intenso debate en Japón sobre la Segunda Guerra Mundial y, según están advirtiendo intelectuales y académicos en diversos medios de comunicación, reflejan la desconexión emocional de las nuevas generaciones con el holocausto nuclear. Redes sociales, programas de radio o televisión y artículos de prensa de todo Japón condenan la trivialización de las imágenes etiquetadas con el hashtag #Barbenheimer por la coincidencia de ambos estrenos en Occidente.
El hongo de Hiroshima, una de las imágenes icónicas del siglo XX, aparece integrado en el universo fucsia de Barbie en una recopilación de memes que está haciendo una usuaria japonesa de Twitter identificada como @okustet. En uno de ellos, la muñeca avanza por una ciudad plastificada de color rosa que vuela en pedazos por la explosión atómica. En otro, el hongo nuclear aparece como fondo de un paisaje romántico que Barbie y Oppenheimer contemplan cogidos de la mano. El más grotesco y desconsiderado con las víctimas de la explosión muestra una Barbie cuya piel se deshace en jirones mientras es observada por un hongo nuclear en forma de monstruo. “¿Los americanos encuentran esto gracioso? No lo entiendo”, pregunta @okustet tras explicar el origen de los memes.
Un grupo de víctimas de la bomba atómica de Hiroshima ha lanzado en las redes sociales una campaña para pedir a la distribuidora norteamericana de la película Barbie una disculpa pública por apoyar un meme satírico de la explosión con la frase “Será un verano que nunca olvidarás”. A la controversia se han sumado muchos usuarios con el hashtag #NoBarbenheimer, bajo el cual suelen aparecer comentarios didácticos, referencias históricas y también memes desafiantes e insultantes contra Estados Unidos. Una cuenta de Twitter llamada @kakinamasu ha publicado un meme en el que se ven las Torres Gemelas de Nueva York despidiendo una humareda magenta, acompañado de una pregunta en japonés e inglés: “¿Que os parece? Esto es lo que hacéis vosotros.”
Luli van der Does, socióloga de la Universidad de Hiroshima, considera que la banalización de los memes de #Barbenheimer responde a la diferente forma de enseñar en Oriente y Occidente la tragedia que dividió en dos la historia de Japón: “Los libros de texto y los sistemas educativos de todo el mundo han presentado Hiroshima y Nagasaki simplemente como historias de destrucción y de poder. Nunca hablan de lo que pasó debajo de la nube (atómica), porque no es agradable ver a personas que mueren quemadas mientras los ojos se les caen de sus cuencas”, explica. Recordemos que la bomba lanzada el 6 de agosto de 1945 por Estados Unidos sobre Hiroshima causó al menos la muerte de al menos 140.000 personas, en el primer ataque nuclear contra civiles. Tres días después lanzó otra sobre Nagasaki, donde se estima que murieron unas 74.000 personas.
El olvido del horror nuclear
“La falta de conexión emocional con las consecuencias de la bomba atómica propicia la simplificación”, advierte Luli van der Does, que admite que la distancia generacional contribuye a aumentar la viralidad de #Barbenheimer. Para los supervivientes de las bombas, que llevan casi ocho décadas tratando de crear conciencia sobre el peligro de los arsenales atómicos, es “doloroso ver que los jóvenes no tienen idea de la atrocidad de usar armas nucleares contra los humanos”, continúa.
La socióloga explica además que también en Japón la educación sobre las consecuencias de las bombas está empezando a ser “saneada” y es cada vez “menos visceral”. Por ejemplo, el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima ha retirado unos maniquíes que mostraban con gran realismo los efectos de la explosión nuclear en el cuerpo humano, y en las escuelas japonesas se ha abolido la lectura de un manga titulado Gen el descalzo (Hadashi no Gen), que retrata con crudeza la vida de las víctimas en los momentos de la explosión.
La frivolidad de los memes de #Barbenhaimer es atribuida además a la visión optimista de la energía nuclear que se ha inculcado en Estados Unidos, donde los horrores de Hiroshima y Nagasaki fueron neutralizados con el programa Átomos para la Paz, que desde 1953 dio lugar al uso comercial de la energía atómica. El profesor Takao Takahara, de la Universidad de Meiji Gakuin, en una reciente entrevista en el canal privado TBS para explicar los memes de #Barbenheimer, hizo referencia a la percepción generalizada en Estados Unidos de la bomba atómica como el “arma ganadora” que forzó la rendición nipona en la guerra del Pacífico.
No obstante, oponerse a la visión americana es de rigor en el mundo político nipón, como comprobó en 2007 el entonces ministro de Defensa, Fumio Kyuma, quien tuvo que dimitir tras sugerir que los bombardeos atómicos fueron “una forma inevitable de poner fin a la Segunda Guerra Mundial”. Kyuma contradijo la postura de las víctimas, llamados los “irradiados” (hibakusha en japonés), y sus descendientes de que el uso de armas nucleares nunca está justificado. En todo caso, la profesora Van der Does cree que el #Barbenheimer está sirviendo al menos para poner la bomba atómica de nuevo en la conversación social y puede contribuir a recordar que las armas nucleares son capaces de causar un daño irreversible a los seres humanos. “No son una broma pasajera”, recuerda.
Cada año, en las ceremonias del 6 y el 9 de agosto que conmemoran los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, se actualiza la cifra de muertos por la radiactividad y se envían mensajes por la abolición de las armas nucleares. La renuncia a poseer, producir o importar armas nucleares ha sido uno de los pilares del pacifismo japonés proclamado en la Constitución de 1947, que prohíbe el establecimiento de un ejército ofensivo que participe en conflictos bélicos fuera del archipiélago.
Sin embargo, el expansionismo chino en el este de Asia y la necesidad de aumentar su ejército han ido empujando al país nipón hacia una política de “paz proactiva” cuyo objetivo es un rearme paulatino. Japón anunció el pasado diciembre que duplicará su presupuesto militar hasta el 2% del PIB en los próximos cuatro años. Como la industria militar es casi inexistente Japón, destinaría gran parte de su presupuesto a comprar armamentos a Estados Unidos, su segundo socio comercial después de China y su primer aliado militar en el mundo. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos mantiene bases militares en todo el archipiélago japonés, donde hay desatacados unos 50.000 soldados.