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Feria de Fallas
Crónica
Texto informativo con interpretación

Álvaro Alarcón, la única oreja de la tarde

Variada novillada de Fuente Ymbro, y un novillero, Lalo de María, con personalidad

Álvaro Alarcón pasea la oreja que cortó al quinto novillo de la tarde, en la Feria de Fallas.
Álvaro Alarcón pasea la oreja que cortó al quinto novillo de la tarde, en la Feria de Fallas.Litugo/Nautalia

Del lote de Fuente Ymbro, si no hubo de todo, si hubo de casi todo. No fue novillada para grandes alardes, pero tuvo novillos muy aprovechables. Y cambiantes. Todos con su puntito de casta y hasta de exigencia, pero tampoco los hubo como para arrojar la toalla a las primeras de cambio. De los seis, el lote de Alarcón y el primero de Lalo de María tuvieron más virtudes que defectos. Fueron incluso eléctricos en las embestidas, impetuosos, aunque nadie esperaba que el quinto, por ejemplo, de gran fijeza al principio, acabara cantando la gallina y buscando las tablas en son manso. Muy apagados los dos del Niño de las Monjas. Y cumplidores en varas todos, algunos incluso con creces.

Sin relieve el capítulo inaugural de la tarde, con un novillo que gastó sus fuerzas en el primer puyazo. Empujó, se llevó el caballo hasta los medios, pero ahí acabó todo. No fue problemático para la muleta, obediente y noble. Pero al paso y soso. El Niño de las Monjas le montó una faena larga, ni buena ni mala. Contó con el favor del paisanaje, pero no fue suficiente. Un bajonazo final y una vuelta al ruedo sin venir a cuento. Había recibido al novillo a porta gayola, de rodillas, y con una larga que le salió limpia.

Mucha actitud del Niño en el cuarto, novillo hondo que acabó marmolillo. Faena de guerrero, no a la desesperada, pero casi. De entrada, fuera del tercio, lo esperó con la muleta en la izquierda, pero entre la tardanza del novillo y el viento racheado, la cosa no salió conforme al guion. Con el de Fuente Ymbro también en plan contestatario, el Niño echó por la calle de la pelea pura y dura. Siempre muy de cerca, provocando, le aguantó y le tragó. Plantear otra cosa era empresa complicada. La actitud se agradeció, pero la espada no fue su aliada y una faena ruidosa y valerosa no tuvo final feliz.

Álvaro Alarcón se llevó dos novillos que tuvieron fuelle e ímpetu. De distinta condición, pero dos novillos propicios. A su primero, que berreó en los primeros tercios y así llegó al final, pero al ataque, le puso siempre la muleta por pantalla para evitar distracciones. La faena no tuvo brillo, no fue de escaparate, pero sí la seguridad y la puesta a punto de un torero al que se le ve muy hecho. Alarcón respondió a las eléctricas arrancadas del novillo con las armas de la quietud. No llegó a calar al tendido, y solo las ajustadas bernadinas del final, muy ceñidas, tuvieron cierto eco. Labor, en todo caso, muy trabajada. Y sobria.

El quinto apuntaba a ser novillo de bandera, que tomó con ímpetu y fijeza la muleta. También de incansable embestida. Así fue en principio este utrero tocadito del pitón izquierdo y el más ofensivo. Alarcón aprovechó esas primeras embestidas sobre la mano derecha, y lo llevó con mando y seguridad. Pero la felicidad, en este caso, no fue completa y el novillo cambió de postura demasiado pronto. Se fue a buscar las tablas cada vez que salía del engaño, hasta hacer caso omiso a la porfía de su matador. Pero Alarcón había sacado partido cuando tocaba.

Lalo de María es un torero raro por fuera y de fondo. Alto, casi de medidas de jugador de la NBA, de brazos y piernas largas, y rubio dorado. No es un cromo repetido, ni por hechuras ni por concepto. Tiene personalidad, desde luego. Al hacer un quite al segundo de la tarde sufrió una voltereta espectacular. A su primero, encastadito, lo sujetó siempre a compás abierto. La faena creció poco a poco. Muletazos de trazo largo, hasta donde daban de sí sus brazos, hasta hacerse con la situación. Buen novillo, al que no mató como debía.

El sexto fue de esos que rebajaron la nota final de la novillada. Pareció tener ímpetu, pero fueron fuegos de artificio. Lalo de María trató de sujetarlo, pero el de Fuente Ymbro, declarada su mansedumbre, no estaba por la labor.

FUENTE YMBRO / NIÑO DE LAS MONJAS, ALARCÓN, DE MARÍA

Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados, de juego muy variado en el transcurso de la lidia. Segundo, tercero y quinto, los más destacados.

Niño de las Monjas: bajonazo (vuelta por su cuenta); pinchazo -aviso- otro pinchazo y estocada algo desprendida (silencio).

Álvaro Alarcón: pinchazo y media corta -aviso- (saludos); pinchazo y estocada (oreja).

Lalo de María: pinchazo y estocada algo desprendida (vuelta al ruedo); pinchazo y estocada (palmas).

Plaza de Valencia, 13 de marzo. Segundo festejo de Fallas. Media entrada.

 

Castellón, triunfo de Daniel Luque

Daniel Luque cortó dos orejas y salió a hombros en la segunda corrida de la Feria de la Magdalena en Castellón. Con un tercio de entrada, se lidiaron toros de Hermanos Tornay, desiguales de presentación, manos y flojos.

Diego Urdiales: oreja y silencio tras aviso. El Fandi: ovación en su lote. Daniel Luque: oreja y oreja. El becerrista Marco Pérez lidió un novillo de Talavante en clase práctica y fue ovacionado.

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