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El arte a examen: ¿es real la igualdad en los museos o solo postureo?

Instituciones como el CAAC de Sevilla han conseguido que su política de compras sea paritaria, las mujeres ganen peso en la programación y se cambien las cartelas con referencias machistas, pero la igualdad está aún por llegar

Juan Antonio Álvarez, director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), junto a obras de Soledad Sevilla.
Juan Antonio Álvarez, director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), junto a obras de Soledad Sevilla.PACO PUENTES

Exposiciones temporales dedicadas a mujeres para abrir con boato la programación anual de un museo. Nuevas políticas de compra de obras en las que el requisito es la paridad. Cambios en las cartelas para visibilizar a las mecenas y hacer desaparecer referencias machistas. Nombramientos de directoras al frente de museos. En el último lustro, el arte no ha sido refractario al empuje de la nueva ola feminista. Pero al ir a la letra pequeña surge una cuestión: ¿cada una de estas iniciativas supone un avance real hacia la igualdad o se trata solo de parches que ofrecen esa apariencia?

Uno de los ejemplos de avance real que más se reiteran en el sector es el del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla con la decisión de incorporar la perspectiva de género en sus políticas de compra y programación de exposiciones hace ya una década. Por el momento no han conseguido la paridad: de los 611 artistas en la colección, 494 son hombres y 117 mujeres. “Calculamos que en 2010 no había más de 40 mujeres, y las generaciones de artistas que despuntaron entre los cincuenta y ochenta del siglo XX son mayoritariamente masculinas. Desde la década de los noventa, hay más equilibrio, pero nos queda aún mucho por hacer”, reconoce su director, Juan Antonio Álvarez Reyes, sobre una labor que comenzó incluso antes, en 1997, con la fusión entre el CAAC y el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla.

Obras de Concha Jerez, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), en Sevilla.
Obras de Concha Jerez, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), en Sevilla.PACO PUENTES

En aquel momento, no figuraba ningún nombre de mujer en su colección fechado entre la década de los cincuenta y los setenta. Es decir, eran sonrojantes las ausencias de las sevillanas Teresa Duclós y Carmen Laffón, máximos exponentes de la escuela andaluza del Realismo del siglo XX; de la artista afincada en Granada, Soledad Sevilla, gran exponente de la abstracción geométrica; y la canaria Concha Jerez, premio Velázquez de Artes Plásticas y pionera del arte conceptual en España, entre otras muchas. Esos huecos en la Historia del Arte se han reparado con adquisiciones y donaciones de las propias artistas que ahora ya figuran en la colección de arte contemporáneo más importante de la región y continuarán este año con las grandes compras de Sevilla, Jerez, Pepa Caballero y, la que tal vez sea la más importante, la negociación para la adquisición una gran parte de la obra de Laffón.

Estrella de Diego, académica de Bellas Artes, patrona del Prado y articulista de EL PAÍS, lleva 40 años “dándole vueltas a estos temas”, no ya por feminista, que también, según confiesa, sino porque “las artistas son parte de la Historia”. Por eso, celebra cada paso, pero a la vez considera que “estos cambios se deben un poco a una moda”. Por eso plantea: “¿Si pasa la moda, volvemos donde estábamos?”. El término “moda” se escucha también en el Museo Thyssen de Madrid cuando recuerdan que, antes de que pudiera hablarse de tendencia, la pinacoteca organizó la muestra Heroínas en 2011, antes del movimiento Me Too. Guillermo Solana, director artístico, asegura a este diario que su misión siempre ha sido celebrar “por lo menos dos temporales dedicadas a mujeres” al año. Además de la recién clausurada Picasso/Chanel, en el otoño de 2023 cumplirá su promesa con Maestras antiguas y modernas, que recorrerá la Historia desde Artemisia Gentileschi hasta las vanguardias.

Tania Pardo, subdirectora del Museo CA2M de arte Contemporáneo de Móstoles (Madrid) y asesora de Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid, reconoce que le gustaría que los avances fueran más rápidos: “También creo que son procesos que tienen que calar, tienen que ser sostenibles en el tiempo, y a la vez creo que es mayor la conciencia de que esto es necesario”. Esa conciencia de la que habla Pardo se traduce no solo en la programación de mujeres, sino también en su estudio más pormenorizado. “Se están revisando muchas figuras que la Historia del Arte no ha posicionado en el lugar que les correspondía. En algunos casos, incluso se hacen nuevas lecturas, lo que es tremendamente interesante”, dice Lucía Agirre, comisaria del Museo Guggenheim de Bilbao.

Exposición de la artista estadounidense Alice Neel (1900-1984) en el Museo Guggenheim Bilbao.
Exposición de la artista estadounidense Alice Neel (1900-1984) en el Museo Guggenheim Bilbao.EFE

En la institución en la que trabaja Agirre, un museo privado de arte contemporáneo, cuentan con 16 obras de mujeres, de un total de 75, lo que supone algo más del 21% de las piezas, un porcentaje que sitúa a este centro de arte entre los más paritarios de España, aunque aún lejos del 50%. El Guggenheim ha dedicado gran parte de su programación en los últimos años a las artistas. Agirre pone como ejemplo el éxito de la muestra sobre Alice Neel, en 2021. Recuerda varias anécdotas en las que visitantes le contaron que repitieron para descubrir a una artista ignorada durante varias décadas, pero reconocida, desde hace unos años, como una de las mejores retratistas del siglo pasado en Estados Unidos.

Otro caso similar ha sido la exposición de Amalia Avia en Madrid, comisariada por Pardo. “Es la muestra más vista en los últimos diez años en la sala Alcalá 31 (Madrid) y es una mujer a la que no se le dedicaba una exposición desde el año 97″, especifica la experta.

Dos mujeres visitan la exposición de Amalia Avia, en Madrid.
Dos mujeres visitan la exposición de Amalia Avia, en Madrid.

Revisar las colecciones

No parece que la taquilla sea un problema para programar a mujeres artistas, aunque, según cifras de la asociación de Mujeres en las Artes Visuales (MAV), las exposiciones temporales dedicadas a mujeres aún no llegan al 40%. “En los últimos 20 años hemos asistido a avances notables, incluso ha aumentado la presencia de mujeres en las ferias de arte y la cotización de algunas…”, defienden desde MAV, que cuentan con casi 700 socias, para a su vez recordar que “apenas se han producido mejoras en la presencia de obras de autoría femenina en las colecciones públicas, tanto de los museos de arte contemporáneo como en los de carácter histórico o temático”.

Esta sí parece la gran asignatura pendiente de las políticas museísticas públicas. Sobre todo, porque cuando se plantea esta cuestión entre las entrevistadas empieza el reparto de responsabilidades. El foco se centra en las colecciones de los museos de arte contemporáneo y sus políticas de compra. Estos centros, coinciden las entrevistadas, tienen mayor capacidad para resarcir esta deuda y tratar de alcanzar la paridad. “El Prado no tiene escondidas en sus almacenes grandes obras de mujeres”, defiende De Diego. “No es tan fácil que aparezcan muchas artemisias [en referencia a Artemisia Gentileschi, la pintora italiana] en el mercado”, continúa.

'Desnudo femenino', de Aurelia Navarro, en la exposicion 'Invitadas' del museo del Prado.
'Desnudo femenino', de Aurelia Navarro, en la exposicion 'Invitadas' del museo del Prado.Samuel Sánchez

El Museo del Prado —que tardó 197 años en dedicar su primera exposición a una artista— cuenta con 5.485 autores y 93 autoras, según sus propios datos. En el caso de la pintura, son 55 obras de mujer y 6.561 de hombres, 1.491 sin poder asignar a un género, con base en su inventario. De estos, 13 cuadros de mujeres están expuestos en las salas de la pinacoteca. Estos datos se traducen en un 0,8% de presencia de mujeres. Los que podrían ser sus homólogos en Londres, la National Gallery, tienen una colección con solo el 1% de obras de autoría femenina.

“Nuestro caso quizás sea más fácil que el de un museo clásico, porque nuestra colección parte de los años cincuenta y llega hasta la actualidad. En las primeras décadas es donde hay más déficit de artistas mujeres, pero a partir de los años sesenta y setenta es cuando se produce la incorporación con los nuevos lenguajes artísticos”, reconoce Álvarez Reyes del CAAC.

El Museo Reina Sofía, el mayor centro de arte contemporáneo de España, exhibe la obra de 40 mujeres y 44 hombres en las salas dedicadas al arte de los años noventa hasta la actualidad. Es el ejemplo que destacan para defender que el porcentaje de presencia femenina en la colección permanente ha aumentado en un 8%, “consiguiéndose prácticamente la paridad en la parte de la colección dedicada a lo más actual”. De las 14 exposiciones temporales que organizaron en 2012, siete fueron dedicadas a hombres, cuatro a mujeres y tres colectivas. “Diez años después, en 2022, se realizaron cinco dedicadas a mujeres: Leonor Serrano Rivas, Alejandra Riera, Margarita Azurdia, Pauline Boudry y Renata Lorenz, cuatro a hombres y tres colectivas”, enfatizan.

'Ángel', de Margarita Azurdia, 1992. Cortesía de Milagros del Amor, legado de la artista.
'Ángel', de Margarita Azurdia, 1992. Cortesía de Milagros del Amor, legado de la artista.

Las dudas surgen en torno a su política de compras. El Reina Sofía asegura a este diario que hubo “un equilibrio entre los nombres masculinos y femeninos, siendo prácticamente el 50% de la obra adquirida en 2022″. En la última memoria de actividades publicada por el museo en su web se especifica que en 2021 gastaron 189.821 en obras de mujeres y casi 300.000 euros en piezas de hombres.

“La gran asignatura pendiente sigue siendo el mercado”, especifica Álvarez Reyes, “que las artistas puedan vender su trabajo y que los precios se equiparen al de los artistas. No es lo mismo, para qué vamos a engañarnos, lo que vale una obra de Soledad Sevilla que de Luis Gordillo”.

Mientras llega esa igualdad real, sobrevuela la conversación el cumplimiento del artículo 26 de la Ley de Igualdad, que pide a los organismos públicos “acciones positivas necesarias para corregir las situaciones de desigualdad en la producción y creación intelectual artística y cultural de las mujeres”. Es uno de los requisitos que la asociación MAV tiene en cuenta para conceder una suerte de condecoración llamada la Gota MAV, que analiza el nivel de compromiso con la igualdad de un museo o de un centro de arte. Desde la entidad aseguran que la herramienta Cultura x Igualdad que el Ministerio de Cultura ha anunciado recientemente está inspirada en su herramienta de autodiagnóstico para contribuir a promover la igualdad en los museos, además de en otras instituciones culturales.

Elvira Dyangani Ose, directora del MACBA.
Elvira Dyangani Ose, directora del MACBA.MASSIMILIANO MINOCRI

Agirre reconoce que el trabajo que realizan en el Guggenheim va adquiriendo más paridad según avanzan las décadas (en términos del devenir del arte), pero recuerda que el trabajo de los museos es “la punta del iceberg”. “Podemos hacer una labor importante de mostrar y recuperar esas artistas, que tengan el espacio que les corresponde, que no es regalado y que se les ha negado durante años. Pero al mismo tiempo hay que hacer un recorrido que debe partir desde la educación”.

Cuando Elvira Dyangani Ose asumió la dirección del MACBA en 2021, la primera mujer en ocupar este puesto, resumió en una entrevista en EL PAÍS esta especie del día de la marmota en la que viven las instituciones artísticas respecto a la igualdad: “El problema es que los museos abordan este tema introduciendo alguna exposición concreta sobre la cuestión, pero la propia estructura de la institución no cambia. Hay que cambiar los equipos y el funcionamiento interno. El museo tiene la ventaja de funcionar como un laboratorio donde se pueden ensayar soluciones. En un museo se puede hablar de más cosas que en el Parlamento”.

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