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Kiko Veneno: “España es un país centrípeto, pero no hay que vivir en Madrid para realizarte”

El músico se hará acompañar en Alhambra Monkey Week de la banda Vera Fauna para interpretar íntegramente ‘Échate un cantecito’, que cumple 30 años

El músico Kiko Veneno posa en Sevilla, el pasado viernes.
El músico Kiko Veneno posa en Sevilla, el pasado viernes.PACO PUENTES
Fernando Navarro

Dice Kiko Veneno (Figueres, 70 años) que no le importa ser visto como un clásico. Un clásico, pero con hambre juvenil. Su última propuesta así lo demuestra: este viernes 25 de noviembre se hará acompañar de la joven banda Vera Fauna para interpretar íntegramente Échate un cantecito, un álbum esencial del pop español que cumple 30 años. El concierto, que se celebrará en el Cartuja Center Cite de Sevilla, es uno de los platos fuertes del festival Alhambra Monkey Week.

Pregunta. Échate un cantecito entero y en directo. Menudo cumpleaños para el disco.

Respuesta. Es un experimento que parte de Vera Fauna. El deseo es de ellos y lo haremos a su manera. A mí este grupo me gusta y he colaborado con ellos antes. Es uno de los grupos más interesantes de la nueva generación sevillana, con unas texturas sonoras muy buenas. Yo soy una persona experimental y me gusta la propuesta. Vamos para adelante porque no hay muchos precedentes en España de conciertos de este tipo.

P. Sus dos últimos discos, Hambre y Sombrero roto, hablan de un músico que muestra interés por seguir experimentando.

R. Bueno, las ganas de aventuras las tengo desde 1977.

P. Sin duda. Solo que llama más la atención cuando se sigue haciendo con una carrera consolidada y más de cuatro décadas en la música.

R. Como dice Javier Rubial: “Ya me he dado cuenta de lo que eres, Kiko. Tú eres un buscador”. Y yo le respondo: “Sí, yo soy como Google” (risas). Buscar es quizá mi forma de meterme en la música. Nunca me metí en ella por mis estudios musicales ni por ninguna otra capacidad. Me metí casualmente porque se despertaron en mí actitudes con la música y quería sacarlas. Quería saber cómo podía darles forma con mi cabeza y con mi corazón. Y me puse a experimentar desde la época de Veneno para saberlo. Es mi fórmula. Me gusta adaptarla a los tiempos.

P. ¿Le ha preocupado perder seguidores con los cambios?

R. Hombre, tengo 70 años. Eso me preocupaba cuando era joven. Al principio me preocupaba vivir de la música y esto no llegó hasta que publiqué Échate un cantecito. Y a partir de ahí todo es distinto. Me encantan los seguidores porque yo soy seguidor de mucha gente, pero no me pueden preocupar. Lo único que me preocupa es seguir mi instinto para experimentar y compartir mis experiencias nuevas.

P. Como dice, Échate un cantecito lo cambió todo para usted, que trabajaba en una oficina de la Diputación Provincial de Sevilla.

R. Fue el disco que me dio posibilidades de vivir de la música y saber lo que vale un peine. Eso era lo más importante. Necesitaba estar en el circuito. Con el tiempo ya fueron llegando otras cosas que también son importantes, como que la gente apreciase su intención de querer ser sólido y clásico. Había una idea de hacer algo asentado, cálido, muy consciente. Había una voluntad clara de hacer algo con peso y con hondura.

P. ¿Se pegó algún capricho o celebró de alguna forma llegar a ese momento tan importante de vivir de la música?

R. Recuerdo con mucho cariño coger a mi familia para ir una casa en la playa por la zona de Tarifa. Fueron unos días inolvidables. Fue el primer lujo que me pude permitir entonces. Daba significado al momento y, sobre todo, me dio optimismo para afrontar mi vida musical.

P. Imagino que el disco sonaba en esos días en Tarifa porque sonaba en todos lados en 1992.

R. Bueno, yo no soy de poner mi música en casa. Una vez que grabo un disco no lo vuelvo a escuchar. Mis canciones solo suenan en mi cabeza. Échate un cantecito había sonado antes, durante dos años, que fue el tiempo que iba con las maquetas a casa. La opinión y el sentimiento sobre esas maquetas de mi mujer y mis hijos fueron muy importantes.

De izquierda a derecha los músicos de Vera Fauna, Álex Fernández, Jaime de Sobrino, Juanlu Romero y Kike Suárez. En el centro, Kiko Veneno.
De izquierda a derecha los músicos de Vera Fauna, Álex Fernández, Jaime de Sobrino, Juanlu Romero y Kike Suárez. En el centro, Kiko Veneno.PACO PUENTES

P. Lobo López, En un Mercedes blanco, Joselíto o Superhéroes de barrio forman parte ya de la imaginería de este país, como si hubiesen sido reales.

R. Así lo siento, la verdad. Como decía, el disco nació con una voluntad clásica, con la poderosa idea de que se asentara en los corazones de las gentes. Lo cargué con mi simbología, mis metáforas y con el fin de contar historias, que es lo más difícil de la música. Siento mi trabajo como algo muy comunitario porque compartes estas historias con la gente.

P. ¿Había algún punto de búsqueda para hallar esa simbología?

R. Mi vida y mi persona. Nunca empiezo a componer música con un reto determinado. Escribo según me va saliendo y lo voy notando. Las canciones son tristes o alegres según salen. Responden a mi intuición. Creo mucho en el arte como una idea que hace que saques lo que tienes dentro. Por otra parte, me enseñó a tener una disciplina. Como trabajaba, tenía muy poco tiempo libre para escribir y lo hacía por las noches, pero con disciplina, que no está reñida con la inspiración. Aprendí a valorar cada hora; ahí, yo solo en mi casa con mi grabador de cuatro pistas.

P. Es el disco que tiene uno de los mejores versos de amor cotidiano de la música española: “Lo mismo te echo de menos, lo mismo que antes te echaba de más”.

R. Sabiduría popular (risas). Me fio mucho del alma popular y procuro reflejarlo en mis canciones, que buscan ser sencillas sin renunciar a lo poético.

P. ¿Alguna vez ha aplicado este verso a su vida?

R. Por supuesto. Yo y todo el mundo.

P. Si el disco hubiese salido mal comercialmente, ¿qué cree que habría pasado con usted?

R. No podía salir mal. En absoluto. Es fácil decirlo ahora, pero te aseguro que lo sentí desde el principio. Tenía el apoyo de Santiago Auserón y lo grabé en Londres. Cuando sonaban las canciones me daba cuenta de que este trabajo me iba a sacar de la oficina.

P. El disco es un clásico, ¿y usted? ¿Se considera un clásico?

R. Sí, por consiguiente sí. No tengo ningún inconveniente. Tengo 70 años y empecé a trabajar en la música a los 25. En todo este tiempo la música me ha dado muchísimas alegrías.

P. ¿Hay alguna responsabilidad por serlo?

R. Ninguna. Todo lo contrario. Hay mucha tranquilidad. He hecho lo que podía hacer con valentía y con fuerza, otras veces con menos de ambas cosas y además con equivocaciones. No pasa nada. Ahora ensayo con Vera Fauna no como un clásico, sino como un chaval que escucha a gente más joven a ver cómo lo hacen.

P. ¿Algún consejo para los que vienen detrás?

R. No soy persona de consejos. Quizá el único consejo está en uno mismo. Yo siempre he defendido el trabajo local. Con mi éxito, la gente creía que vivía en Madrid. Siempre he estado en Sevilla y llevo a gala vivir en esta ciudad. Disfrutar del sitio donde vives y salir adelante en él es una opción buenísima. No hay nada mejor que tener la cercanía. A lo mejor no vivir en Madrid me quitó de oportunidades y relaciones sociales, pero no me ha importado. Solo me ha importado la música. España es un país centrípeto. Está hecho de esa forma. Madrid es el centro político y social de difusión, pero yo no seguí esa norma y estoy muy contento por ello. No creo que haya que seguir esa norma para realizarte.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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