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Actos a favor y en contra de los toros en Francia antes de que se debata su prohibición

La Asamblea Nacional discutirá el próximo día 24 una propuesta abolicionista de un diputado de izquierdas

Tarde de toros en el anfiteatro romano de Arles.
Tarde de toros en el anfiteatro romano de Arles.Bernardo Pérez

A cinco días de que la Asamblea Nacional francesa debata una propuesta de ley para abolir las corridas de toros, manifestantes pro y en contra protestaron en diferentes puntos de Francia.

En París, se reunieron unos 150 activistas en la plaza de Chatelet para denunciar el sufrimiento y maltrato al que someten a los toros y caballos durante las corridas, que en Francia se celebran tradicionalmente solo en tres regiones del sur del país, Nueva Aquitania, Occitania y Provenza.

Mientras, varias localidades de esas zonas del país registraron manifestaciones para defender la corrida en nombre de la tradición y los empleos del sector.

Esta semana, la propuesta del diputado de izquierdas de la Francia Insumisa, Aymeric Caron, fue rechazada por la comisión de leyes, presidida por el partido del presidente Emmanuel Macron, Renacimiento.

Ahora, la próxima etapa es el debate en la Asamblea del 24 de noviembre que podría desembocar en una posible votación. Cindy Tucci, una de las organizadores del acto contra las corridas presente en París, dijo que su objetivo es presionar a los parlamentarios, y citó los sondeos de opinión como un argumento más para prohibir la práctica. “Somos 87 % de los franceses contra la corrida, una mayoría aplastante, es hora de que el Gobierno escuche a los franceses”, alegó a EFE Tucci antes de que comenzase un simbólico acto en el que una mujer interpretó a una matadora que daba la estocada a cuatro personas arrodilladas que emulaban ser toros con banderillas clavadas.

Los manifestantes recordaron que el maltrato animal es un delito inscrito en el código penal francés, que, en algunos casos, puede desembocar en penas de cinco años de cárcel. Sin embargo, lamentaron que las corridas de toros pueden celebrarse gracias al régimen de excepción aplicable en Nueva Aquitania, Occitania y Provenza. Además de la tradición, uno de los argumentos que los aficionados usan para oponerse a una prohibición de los toros, es la economía que circula alrededor de la Fiesta española, muy popular en ciudades como Nimes. “No hay pruebas concretas de que la abolición de la corrida dejará a gente en el paro. Hablamos de una tradición que mata a los animales. Los toros son torturados durante 20 minutos en una arena. No existe ningún argumento que sustente la corrida”, refirió la activista.

A más de 500 kilómetros de distancia, se manifestaron grupos de franceses en favor de la corrida, en localidades como Pau o Mont-de-Marsan. En esta última, se reunieron unas 500 personas, entre ellos algunos diputados de la zona. El diputado David Habib, de 61 años, es una de las voces discordantes dentro de la izquierda gala. Presente en la manifestación contra la abolición, denunció que su colega Caron haya presentado esta iniciativa legislativa sin conocer la realidad del sur y suroeste de Francia.

“Un diputado del XVIII distrito de París quiere legislar por el país entero, él no es del sudoeste. En nombre de la tradición, sigamos con las corridas”, dijo en declaraciones recogidas por France 3.

Simon Casas, una de las principales figuras taurinas en Francia y empresario de la plaza de toros de Nimes -la referente del país-, recordó que esta semana publicó una carta en el periódico conservador Le Figaro en favor de las corridas que ya ha sido apoyada por varias figuras públicas, sin citar cuáles. “No tiene sentido prohibir una tradición que tiene un modelo de crianza rural, noble y secular, de manera individualizada”, denuncia en su misiva Casas, quien recuerda que 800 toros mueren en las arenas cada año, mientras 3 millones de animales de criadero industrial lo hacen “en los mataderos y de manera anónima”.

Las corridas en Francia tuvieron varios altos y bajos en su historia. Durante parte del XIX fueron prohibidas, hasta que a mediados de ese siglo fueron reintroducidas por llegada de la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. Prohibida de nuevo años más tarde, solo volvió a autorizarse a partir de 1951.

Actualmente, la coalición izquierdista Nupes suma 151 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional, por lo que la iniciativa, en caso de que pase a la fase de votación, necesitaría del apoyo de otros grupos para tener éxito. El partido del Gobierno, que cuenta con una mayoría relativa de 266 diputados, ha avanzado que se opondrá, argumentando que es una tradición muy popular en algunas zonas del país.

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