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Los grandes retos planetarios protagonizan los Premios Princesa de Asturias

Los discursos de los premiados se centran en la guerra de Ucrania, la necesidad de concordia internacional y de una economía respetuosa con el planeta

La cantaora Carmen Linares (izquierda) y la coreógrafa María Pagés, tras recibir el Premio Princesa de Asturias de las artes este viernes en Oviedo.Foto: ÁLVARO BARRIENTOS (AP)
Sergio C. Fanjul

“España ha sido para mí ―y para muchos otros polacos― un modelo a seguir”, ha empezado su discurso este viernes Adam Michnik, ganador del Premio Princesa de Asturias de comunicación y humanidades, en la ceremonia de entrega de los galardones, celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo. La experiencia de la Transición española enseñó a los polacos a enfrentarse a la dictadura, según el periodista, “y a buscar un camino hacia la democracia a través del diálogo y el consenso. Había que conseguir que la fuerza de los argumentos reemplazara el argumento de la fuerza”. También agradeció Michnik “la experiencia y los consejos” de sus “amigos de la redacción del diario EL PAÍS, que tan importante papel desempeñó en la conformación de la democracia española”.

El solemne acto, de fuerte protocolo, había comenzado con las gaitas asturianas tocando el himno de España ante un público engalanado formado por las gentes importantes de la región, vistosos uniformes militares y alguna que otra lentejuela, con la presencia de la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet; el presidente del Senado, Ander Gil; los ministros de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y de Cultura y Deportes, Miquel Iceta. En un palco lateral, como siempre, la reina Sofía. Y presidiendo, el rey Felipe VI, la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, que entraron por el pasillo central de la platea, con el público aplaudiendo en pie. En los cuatro decenios de historia de los premios se han dado ya 442 galardones a 62 mujeres y 275 hombres de 63 nacionalidades. La edad media: 63 años.

Michnik, de 76, ha confesado el objetivo de toda su labor: defender dos valores. La libertad y la democracia. “La guerra del régimen de [Vladímir] Putin contra Ucrania es en realidad una guerra contra todo el mundo democrático”, ha sentenciado. Ha recordado que Putin no es Rusia y ha querido tener un pensamiento para los que allí se han opuesto al horror bélico y han dado la cara contra “hombres malvados que, poseídos por la locura del imperialismo de la Gran Rusia, nos recuerdan hoy de lo que son capaces los hombres envenenados por la mezcla de nazismo y bolchevismo, y por su crueldad y anarquía”. El premiado ha alertado contra el crecimiento de las derechas e izquierdas totalitarias en todo el mundo (“una agita banderas negras y la otra, rojas”), y ha señalado la necesidad de ayudar a Ucrania en su lucha.

El dramaturgo Juan Mayorga recibe en Oviedo la felicitación de Felipe VI.
El dramaturgo Juan Mayorga recibe en Oviedo la felicitación de Felipe VI.carlos álvarez (Getty Images)

La hija del dramaturgo Juan Mayorga, distinguido con el Princesa de Asturias de las letras, quedó fascinada cuando descubrió que, con tan pocas letras, se podían hacer tantas cosas. “Tanta felicidad y tanto daño”, ha recordado el autor en su discurso, a quien en su infancia el escenario también se le presentó como una cosa mágica, donde cabía el infinito. “Encontré en los teatros un lugar en el que me respetaban, y no hay nada tan atractivo para un adolescente como sentirse respetado”, ha dicho. El teatro, para Mayorga, no es solo respeto, sino también reunión. “La palabra ‘compañía’ nombraba en su origen a los que ‘comparten el pan’; los que escribimos teatro lo hacemos, desde luego, para compartir con otros. Para compartir un tiempo, un espacio, una vocación de examinar la vida y, cuando lo hay, un pan”, ha destacado. Rompió el mecanismo de la entrega de los premios la breve actuación, en el proscenio y a toda luz, de Carmen Linares, al cante, y María Pagés, al baile, que arrancó unos “oles” norteños al respetable.

Todo el día amenazó lluvia, pero no acabó de llover: en Asturias no llueve tanto como se piensa fuera. Este viernes, en Oviedo, se repitió el ritual completo que se repite cada año por estas fechas otoñales (los premios se celebran desde 1981): los galardonados y las autoridades salen solemnemente del hotel de la Reconquista, las bandas de gaitas recorren el centro de la ciudad, completamente cortado para la ocasión, y el helicóptero policial rompe la apacible rutina de la capital asturiana. Los curiosos se agolpan a las puertas del Campoamor, algunos tras horas de espera, para ver llegar a la Familia Real (con especial atención a la ovetense reina Letizia) y comprobar que son tal y como salen en las revistas. Una concentración ciudadana y republicana sucede con coloridas pancartas en la cercana plaza de la Escandalera, haciendo gala al nombre del lugar y tratando con todas sus fuerzas de que sus gritos de protesta lleguen a las puertas del Campoamor, donde están los focos y la acción. Con tanta gaita, tanto aplauso y cierta distancia, lo tienen difícil.

El arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, premio Princesa de Asturias de las ciencias sociales, ha recalcado los “lazos indisolubles que unen a España y México”. En 1521, ha dicho, “ocurrió el encuentro de dos maneras de pensar diferentes, de sociedades que tenían su propia visión del universo”. Ha relatado cómo Hernán Cortés y sus aliados indígenas combatieron a los aztecas o mexicas, y cómo luego, tras la victoria, comenzó “la conquista espiritual en manos del aparato ideológico representado por la Iglesia, en tanto que se continuaba la conquista de otras regiones para conformar la Nueva España”. Mucho más tarde llegaría la independencia de México, el mutuo reconocimiento de ambos países. A pesar de los horrores de la guerra, “esto no se olvida, pero tampoco podemos anclarnos en el pasado y guardar rencores, sino mirar hacia adelante”.

La británica Ellen MacArthur, impulsora de la economía circular y Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, tras recoger su galardón.
La británica Ellen MacArthur, impulsora de la economía circular y Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, tras recoger su galardón.Eloy Alonso (EFE)

“Ese barco era todo mi mundo”, ha dicho Ellen MacArthur, premio Princesa de Asturias de cooperación internacional, en referencia a los momentos de soledad en la inmensidad del océano que ha vivido en sus regatas alrededor del mundo. Al pisar tierra firme se dio cuenta de otra cosa: “Nuestro mundo es nuestro barco, y también tiene recursos finitos”. Ha criticado con dureza la economía lineal, esa que no reutiliza los recursos: “Es un sistema económico basado en la extracción, el desperdicio masivo y la contaminación y, por ende, en la destrucción de los ecosistemas y la naturaleza. El daño nos rodea totalmente y ya no puede ser ignorado”. Como ejemplo de la mala praxis económica y medioambiental ha mencionado el plástico: “Ha revolucionado muchos aspectos de nuestras vidas. Está en todas partes porque es muy útil. Pero, en muchos casos, se encuentra ahí donde no debería estar”.

Felipe VI ha cerrado el acto después de la intervención de la princesa Leonor, la cuarta que realiza en esta ceremonia, donde comenzó a bregarse como figura pública. El discurso del Rey se ha centrado en la reivindicación del proyecto político europeo como forma de garantizar la paz (objetivo por el que se inició tras las dos guerras mundiales) y el lamento por el horror de la guerra de Ucrania, con especial atención a sus efectos en la cultura. También una mención a la importancia de los lazos fraternales entre España y México, en tiempos en que esa relación se pone en cuestión por el pasado colonial.

Si bien en los inicios de estos premios los galardonados visitaban la ciudad para recoger el galardón y marcharse, en los últimos años, y de manera creciente, se implican en encuentros con estudiantes, conferencias ante la ciudadanía, exposiciones y todo tipo de actividades culturales, durante más de una semana, este año entre moléculas plegadas mediante inteligencia artificial y arqueología azteca. Se celebran sobre todo en la Fábrica de Armas de la Vega, un espacio industrial en vías de recuperación, con un proyecto de intervención urbanística que genera notable controversia entre los que quieren conservarlo en su totalidad y los que no tanto. Los premios ofrecen más retorno a la ciudad y ganan

legitimidad.

La princesa Leonor a su llegada al Teatro Campoamor de Oviedo en donde se entregaron este viernes los Premios Princesa de Asturias 2022.Foto: J. L. Cereijido (EFE)

Al día siguiente, y como cierre, la Familia Real se traslada al borde del mar, entre hórreos y paneras, cerca de Luarca, donde se encuentra Cadavéu, que este año ha sido nombrado el Pueblo Ejemplar de Asturias por haber conseguido “tanto fijar población como asegurar el relevo generacional, y por ser una comunidad viva y organizada”.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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