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‘Greenwashing’: Un estudio advierte de los engañosos planes climáticos de las multinacionales que se presentan como verdes

Las 24 grandes compañías analizadas mantienen compromisos ambiguos y que no cubren en la mayoría de casos todas sus emisiones de efecto invernadero

Global warming
Lecho seco del río Gan durante la sequía que este verano afectó a la provincia china de Jiangxi.THOMAS PETER (REUTERS)
Manuel Planelles

Planes ambiguos —incluso engañosos— y muy insuficientes. Es el resumen del análisis que un grupo de expertos internacionales ha hecho de las promesas de lucha contra el cambio climático que han realizado 24 de las mayores grandes multinacionales del planeta. Todas ellas se presentan como ambiciosas en esta batalla contra el calentamiento y tienen planes y objetivos de reducción de sus emisiones. Pero cuando se escudriñan detenidamente los programas, se descubre que los efectos que realmente tendrán en la disminución de sus gases de efecto invernadero (responsables del calentamiento global) están muy por debajo de lo que se requiere. Por ejemplo, para 2030 la ciencia advierte de que las emisiones globales deberían caer un 43%; pero los planes de las compañías analizadas solo contemplan una reducción del 21% de sus gases en el más optimista de los escenarios.

“Las estrategias climáticas de la mayoría de las empresas están atascadas en compromisos ambiguos, planes de compensación que carecen de credibilidad” y programas que no contemplan todas las emisiones que genera cada multinacional, concluye el informe Monitor de Responsabilidad Climática Corporativa, que han elaborado NewClimate Institute y Carbon Market Watch. Los investigadores de estas dos organizaciones han seleccionado a las empresas que se presentan como más ambiciosas y son líderes en sus sectores. Solo el gigante del transporte Maersk tiene una estrategia climática calificada como “razonable” en el estudio. Los planes de otras ocho empresas (Apple, ArcelorMittal, Google, H&M Group, Holcim, Microsoft, Stellantis y Thyssenkrupp) tienen un nivel “moderado de integridad”, mientras que las 15 empresas restantes tienen una integridad baja o muy baja. En el estudio solo está incluida una compañía española, Inditex, que recibe una calificación de “baja integridad”.

Casi todas las multinacionales cuentan con planes que prometen alcanzar las emisiones netas cero o la neutralidad de las emisiones en las próximas décadas. Y ahí es donde reside uno de los problemas detectados en el estudio: las metas a largo plazo no pueden estar en el centro de la acción, sino que se requieren los recortes drásticos de los gases de aquí a 2030, una década que la ciencia considera crítica en la lucha contra el cambio climático. “Las promesas climáticas de las empresas para 2030 están muy por debajo de la ambición requerida”, abunda el estudio. Además, esos compromisos en muchas ocasiones no contemplan todo el ciclo de la actividad del negocio. En otro casos, “los objetivos para 2030 son engañosos debido a la dependencia de la compensación”.

Las compensaciones de las emisiones a través de, por ejemplo, sumideros como los bosques son clave para comprender el greenwashing o lavado de imagen verde que realizan las empresas. “Las prácticas de compensación, bajo diversas terminologías, están socavando los objetivos y engañando a los consumidores”, señala el informe. Eduardo Posada, miembro de NewClimate Institute y uno de los autores del estudio, lo explica así: “El uso de offsets [compensaciones] es uno de los principales elementos que hacen que un compromiso de carbono neutral signifique muy poco en términos de reducción de emisiones y mitigación del cambio climático. Un compromiso de carbono neutral es engañoso si en realidad significa que la compañía va a reducir 20% de sus emisiones y a compensar o neutralizar el resto”.

Los autores advierten de que al menos tres cuartas partes de las empresas que han evaluado dependen en gran medida de la compensación a través de proyectos forestales y relacionados con el uso de la tierra para alcanzar sus promesas climáticas en el futuro. La ciencia ya ha advertido de que la capacidad de absorción de los bosques es limitada y se está reduciendo, por lo que las compensaciones deben ser el último recurso y no estar en el centro de la estrategia climática de una compañía. Los analistas concluyen que las 24 empresas incluidas en la muestra “planean compensar entre el 23% y el 45% de su huella de emisiones” actual para poder alcanzar sus promesas de largo plazo de neutralidad de carbono, algo que se considera inasumible.

Huella incompleta

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Otro de los grandes fallos que los autores han detectado es la exclusión de las promesas climáticas de una parte considerable de los gases que genera una empresa. Por ejemplo, centrando los planes solo en las emisiones ligadas a una parte de la producción y no a todo el ciclo completo. De media, los compromisos de neutralidad de las 24 multinacionales analizadas solo cubren efectivamente el 3% de la huella de emisiones, aunque “los consumidores podrían ser engañados al entender que las declaraciones se aplican a todo el negocio”, advierte el estudio. En estas prácticas incurren prácticamente todas las compañías, desde Apple a Deutsche Post DHL pasando por Google, Microsoft e Inditex.

En estos momentos, la mayoría de las grandes empresas ahora tienen estrategias y objetivos climáticos públicos, “muchos de los cuales incluyen promesas que parecen reducir significativamente, o incluso eliminar, sus contribuciones al calentamiento global”. Pero, advierte el informe, ahora “es más difícil que nunca distinguir entre el liderazgo climático real y el lavado verde de imagen sin fundamento”. Esta situación se ve agravada por “una falta general de supervisión regulatoria a nivel internacional, nacional y sectorial”.

“Para luchar contra el greenwashing, necesitamos más regulación. No podemos dejar que las compañías se comprometan voluntariamente a metas de neutralidad de carbono sin definir y regular qué es lo que significa la neutralidad”, resume Eduardo Posada. En las conclusiones, el informe pone el foco en los reguladores a los que advierte de que “confiar en la presión de los consumidores y los accionistas para impulsar la acción corporativa, ni pueden confiar en las iniciativas voluntarias existentes para garantizar el cumplimiento de los estándares necesarios para una acción climática corporativa creíble y transparente”. Por eso se aplauden las iniciativas como el grupo de expertos de la ONU creado para combatir el greenwashing o los pasos que está dando la Unión Europea en el mismo sentido para evitar la publicidad engañosa de las empresas.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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