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La utopía de ver la Puerta de Alcalá sin coches

El artista Jan Kamenksy crea imágenes animadas por ordenador de lugares emblemáticos que arrancan con un presente contaminado y transitan hacia un futuro ecológico. Por primera vez ha hecho una de Madrid

La utopía visual de Jan Kamensky para la Puerta de Alcalá. Vídeo: Jan Kamensky/visualutopias
Miguel Ángel Medina

Cinco carriles repletos de coches y autobuses asfixian a diario con su humareda la Puerta de Alcalá, uno de los monumentos más emblemáticos de Madrid. Los turistas que tratan de sacarse un selfi con esta joya del patrimonio la descubren rodeada por el tráfico, el humo y el ruido. Pero podría ser de otra forma. El artista alemán Jan Kamensky crea utopías visuales animadas en las que las urbes actuales dan paso a un posible futuro más verde y sin automóviles. Su última creación, que estrena en EL PAÍS, imagina que la puerta de Carlos III se convierte en un entorno agradable: “Una imagen puede ser disruptiva, la transformación de las ciudades empieza en nuestra mente”, dice.

Kamensky (Hamburgo, 36 años) empezó a reflexionar sobre el espacio urbano durante el primer confinamiento por la pandemia, cuando las ciudades se vaciaron de coches, y pensó que quería contribuir a imaginarlas de otra manera, más agradables. Este diseñador gráfico arrancó entonces el proyecto Visualutopias.com, donde construye imágenes animadas por ordenador de lugares emblemáticos que suelen partir de un presente contaminado y transitan hacia un futuro ecológico.

El artista Jan Kamensky, que crea utopías visuales sobre ciudades ecológicas.
El artista Jan Kamensky, que crea utopías visuales sobre ciudades ecológicas. Selim Sudheimer

“No tenía pensado hacer una animación sobre Madrid, pero este verano pasé por allí en tren de camino a Lisboa”, cuenta por teléfono el artista, que viajaba desde Alemania y ha dejado de coger vuelos a causa del cambio climático. “Había una ola de calor muy intensa y yo salí de la estación de tren con mi mochila e intenté buscar una sombra, pero era imposible. Tuve que andar 20 minutos para encontrar una. Y cuando me senté bajo un árbol, se seguía escuchando el ruido del tráfico. Así que me inspiré en esa situación para crear una utopía visual de la ciudad”.

En la mayoría de sus proyectos, Kamensky parte del ahora y va hacia un mañana ideal. En el caso madrileño, en cambio, arranca desde el pasado. “Investigué y vi que hace cien años la Puerta de Alcalá tenía un entorno con árboles y era muy agradable para pasear, lo que contrasta con la actualidad, donde hay muchísimo tráfico. Pero ahora ya solo imaginamos eso. Yo quiero cambiar esta situación y para eso son fundamentales las imágenes”, apunta. En su opinión, este tipo de creaciones son muy accesibles para todo el mundo y tienen el poder de activar el cambio en las mentes.

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En su creación madrileña, se ve primero una imagen en tono sepia de hace un siglo en la que la gente camina tranquilamente por una Puerta de Alcalá que roza algunos árboles: pasa un coche antiguo, una carreta tirada por caballos y una bicicleta, que apenas molestan a los transeúntes. Después, la versión actual: desaparecen los árboles y todo se llena de coches y de motos aparcadas en las aceras, entre ruido, humo y vallas de obras; no hay peatones. Pero coches y motos salen volando y se llega a la imagen de la utopía: los árboles vuelven, aparecen bancos y la gente camina o pasea en bicicleta en una urbe en la que ha desaparecido el ruido.

Esta idea ha despertado la imaginación de Antonio Giraldo, un geógrafo y urbanista que suele plantear proyectos alternativos para la capital, que se comparten con mucho éxito por las redes sociales (en Twitter es @giraldeo). A raíz de esta utopía visual, Giraldo ha desarrollado la iniciativa #PaseoDeAlcalá. “Se trata de un proyecto que pretende clausurar definitivamente el tráfico en la calle Alcalá entre la plaza de Cibeles y la Puerta de Alcalá, cuya glorieta, la plaza de la Independencia, pasaría a ser una plaza ¡de verdad! Un nuevo gran eje peatonal en Madrid”, apunta el experto, que tiene previsto presentar su iniciativa en las redes sociales en las próximas horas con el objetivo de impulsar un debate transformador sobre este eje tan emblemático.

Kamensky, que se define como jardinero digital —“planto árboles digitalmente”—, ha creado más de 40 animaciones similares, de Berlín a París y de Tokio a Nueva York, sin olvidarse de su Hamburgo natal. Su proceso consiste en visitar la ciudad, hacer una foto de algún punto emblemático y luego iniciar la animación. Si no puede viajar allí —como ocurrió en Tokio o Ruanda— habla con residentes para saber más sobre el contexto.

Cada vez que publica una de estas utopías se comparte cientos de veces en las redes sociales. “Llegan a todo el mundo, las comparten en Colombia, en EEUU, en Asia, en África... Es la fuerza de las imágenes”, resume. Su pasión por la iniciativa le ha hecho dejar su antiguo trabajo como diseñador en el F.C. San Pauli de Hamburgo para centrarse en proyecto.

“Los coches son la enfermedad de las ciudades”

“La mayoría de los comentarios que recibo por mis utopías visuales son positivos, aunque también hay quien se queja, y a mí me gusta escucharlos a todos”, añade. En cualquier caso, el alemán se muestra convencido de que “los coches son la enfermedad de las ciudades”: “Fueron un experimento del siglo XX, pero ha resultado ser un error, porque si tenemos urbes llenas de automóviles perdemos muchas otras cosas, como la salud”.

Los cambios en la movilidad de las ciudades siempre son complejos: los vehículos a motor se quedaron alrededor del 80% del espacio público —como denunciaba en EL PAÍS la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena— y los conductores se resisten a perder un milímetro de asfalto o a pagar más por el aparcamiento en la vía. Sin embargo, el confinamiento de 2020 fue un momento disruptivo en el que millones de personas vieron las calles sin tráfico y se plantearon una transformación radical, con aceras más grandes, más carriles bici y menos coches.

Algunas ciudades están aprovechando ese impulso para hacer realidad esas utopías. El máximo ejemplo es París que, tras peatonalizar una autopista a orillas del Sena, está construyendo centenares de kilómetros de carriles bici, va a eliminar 70.000 plazas de aparcamiento en la calle y proyecta llenar de árboles los Campos Elíseos. Hay ejemplos de urbes que están intentando no perder ese impulso transformador: Barcelona, Milán, Bogotá, Valencia... Otras lo hicieron hace años: en Berlín, la icónica Puerta de Brandeburgo es peatonal desde 2002. Mientras, en Madrid los cambios van a cuentagotas. “Me encantaría sentarme con el alcalde de Madrid para charlar de esta idea y hacerla realidad”, señala el artista. Aunque por ahora su sueño es una utopía y las fotos del lugar seguirán llenas de humo.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad -es un apasionado de la bicicleta-, consumo y urbanismo. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha ganado los premios Pobre el que no cambia su mirada y Semana Española de la Movilidad Sostenible. Ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’.

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