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Nacen cuatro crías del lince que perdió una pata en un accidente y se ahogó en una balsa de riego

En Albacete solo vivían el ejemplar que murió y una hembra, cuya camada abre ahora una oportunidad para establecer un núcleo reproductor de la especie en la provincia

Dos de las cuatro crías de 'Lucero', el único lince macho que había en Albacete.Vídeo: AGENTES MEDIO AMBIENTE DE CASTILLA- LA MANCHA
Esther Sánchez

Albacete ha recuperado la esperanza de contar con un núcleo reproductor de lince tras el varapalo de perder a Lucero, el único ejemplar macho de la provincia, que se ahogó en una balsa de riego el 13 de febrero. Su pareja, Quastellana, una hembra nacida en libertad que se asentó en la región el año pasado, parió a cuatro cachorros el 15 de marzo que ya se dejan ver correteando alrededor de su madre. Miguel Fajardo, coordinador provincial del cuerpo de agentes medioambientales de Albacete, explica que pudieron grabar las primeras imágenes de los cachorros el 6 de mayo. “Es increíble que después de lo que le sucedió al lince, ahora podamos contemplar esta escena”, comenta. El agente que descubrió el cadáver de Lucero no puede olvidar el impacto que le causó, porque habían revisado la balsa de riego y todavía no se pueden explicar cómo el felino pudo acceder a ella.

Lucero fue un verdadero superviviente: superó una trampa tipo lazo, que le dejó lesiones neurológicas, y un atropello en 2019 que le provocó la amputación de la pata delantera izquierda. Esa invalidez propició que fuera el elegido para ser pareja de Quastellana ―el único ejemplar de lince de la región que había llegado de forma natural― cuando la Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha solicitó al programa de cría en cautividad el envío de un macho para intentar crear un núcleo reproductor en la región. Lucero, que llevaba viviendo dos años en el centro de recuperación de fauna silvestre de El Chaparrillo (Ciudad Real) tras la amputación, tuvo la oportunidad de volver a la naturaleza en un lugar tranquilo, donde no había posibilidad de que se produjeran encontronazos con otros machos territoriales. Pero a los tres meses se topó con la balsa de riego.

Lince Iberico
'Lucero', cuando aún vivía, en Albacete.

Lucero nació en 2015 en cautividad, en el centro de la Olivilla (Jaén). Ese mismo año se le liberó en los Montes de Toledo ―era el número 23 de los soltados en Castilla-La Mancha y el número 100 en España―. Allí vivió durante cuatro años y engendró 21 cachorros distribuidos en ocho camadas, a los que hay que sumar las nuevas cuatro crías. En 2021, nacieron en Castilla-La Mancha 208 cachorros en libertad, lo que elevó la población total de lince a 473 ejemplares distribuidos en tres núcleos: los Montes de Toledo, Sierra Morena oriental y Sierra Morena occidental. El lince ibérico llegó a contar solo con unos 100 ejemplares y ahora la población es de unos 1.100 individuos en libertad, aunque continúa en peligro de extinción.

La ventaja de la zona donde Quastellana se ha asentado es la abundancia de conejo, el principal componente de su dieta. Unas canteras de piedra ornamental abandonadas le sirven de refugio. Lucero también se habituó sin ningún problema al lugar donde se encontró con la hembra a los dos días de ser liberado. Aunque no se conoce la procedencia de Quastellana, se supone que puede haber nacido en Ciudad Real, Jaén o Toledo. Ahora se conoce casi cada paso que da gracias a un dispositivo de seguimiento que le colocaron los agentes ambientales cuando comprobaron que se había establecido en la zona, lo que ha permitido saber que estaba preñada y filmar a las crías.

La pareja de linces en la cantera en la que vivían.
La pareja de linces en la cantera en la que vivían.
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Fajardo explica que han intervenido para que la hembra no pariera cerca de la carretera comarcal de Hellín a Almansa, muy peligrosa por la velocidad que alcanzan los vehículos en las rectas. “Sobre todo para los cachorros”, concreta. Los atropellos constituyen la principal causa de muerte de la especie.

La alejaron de la zona dejando comida en áreas fuera de peligro, y lo consiguieron. Ahora están esperando a que comience a salir de caza con los cachorros. De momento, “coge los conejos que le ofrecemos”, relata Fajardo. Supieron que había parido la camada al verla muy delgada, pero hasta mayo, cuando se dejaron ver los cachorros, no supieron si habían sobrevivido o no. “Lo sorprendente de todo lo que ha pasado aquí, es que ha ocurrido por casualidad, no había planeado crear un grupo reproductor”, comenta el agente ambiental. La pena que sintieron cuando descubrieron a Lucero ahogado se mitiga algo con los nuevos nacimientos.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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