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Japón intenta aterrizar la primera nave privada en la Luna

La sonda nipona ‘Hakuto-R’ intenta posarse hoy en un cráter del inexplorado Mare Frigoris

Imagen de Mare Frigoris (Mar del Frío), en el extremo norte de la Luna.Foto: NASA
Nuño Domínguez

“Creemos que en 2040 la Luna tendrá 1.000 habitantes y que la visitarán unas 10.000 personas cada año”. Esta es la apuesta de la empresa japonesa Ispace, que hoy intentará convertirse en la primera entidad privada que consigue aterrizar en el satélite. Se espera que pise la superficie lunar a las 18.40 (hora peninsular española), tras completar una larga maniobra de descenso.

La sonda Hakuto-R, del tamaño de una nevera grande, intentará posarse en el cráter Atlas, dentro del inexplorado Mare Frigoris, o Mar del Frío, en el extremo norte de la Luna. Si lo consigue se convertirá no solo en la primera nave robótica que aterrice en esta zona, sino también la primera en llegar a la superficie lunar liderada por una empresa.

El objetivo declarado de Ispace es liderar la “economía espacial” con la extracción de agua en la Luna y el envío de experimentos, suministros y otros materiales como cliente de gobiernos o empresas. “Imagina que la Luna permita la construcción de edificios, extracción de energía, metalurgia, comunicación, transportes, agricultura, medicina y turismo”, aventura la empresa en su web.

Con la inminente vuelta a la Luna de las grandes potencias espaciales de la mano de grandes empresas privadas, ese pronóstico suena cada vez más realista. La consultora PwC calcula que el transporte a la Luna moverá unos 350.000 millones de dólares a finales de la próxima década, en comparación con los 6.600 actuales. La empresa nipona quiere ser la primera en empezar a sacar rédito.

Este proyecto surge de un fracaso relativo. Su objetivo era ganar los 20 millones de dólares del premio Lunar X Prize lanzado por Google para la primera empresa capaz de aterrizar en la Luna y moverse 500 metros por su superficie. El premio quedó desierto en 2018 después de que ninguna de las candidaturas lograse su objetivo.

Una de las aspirantes era Beresheet, una sonda ideada por tres ingenieros israelíes que se estrelló en 2019. Fue un decepcionante final para una inversión de casi 90 millones de euros. Aquel proyecto era un intento de Israel de convertirse en el cuarto país en aterrizar en la Luna con éxito, después de EE UU, Rusia y China. Ese es justo el objetivo que persigue ahora la compañía Ispace, presidida por el empresario japonés Takeshi Hakamada, de 44 años.

Hakuto-R significa conejo blanco. El nombre se debe a la leyenda asiática que dice que en la Luna vive un roedor de ese color. Europa ha hecho importantes contribuciones a la nave. La Agencia Espacial Europea provee la comunicación entre la sonda y el centro de control, ubicado en Tokio. El sistema de propulsión de la nave y su ensamblaje final lo ha realizado la empresa europea Ariane.

El sistema de guiado es del Draper, un laboratorio aeroespacial privado con sede cerca de Boston, Estados Unidos. El Draper, que colabora con Ispace, ha ganado ya uno de los contratos millonarios de la NASA para llevar equipamiento científico al satélite en 2025 como parte del programa Artemis. El objetivo de este ambicioso programa de Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y otros países es enviar astronautas a la superficie de la Luna en 2025, asentar allí colonias y comenzar a extraer agua para fabricar combustible de cohetes con los que llegar a Marte dentro de dos décadas.

Desde su lanzamiento en diciembre de 2022, la nave japonesa ha ido cumpliendo todos sus objetivos con éxito. Su planteamiento es llegar a la Luna en un viaje de unos cinco meses porque supone un importante ahorro de combustible. El 14 de abril, la sonda encendió sus motores durante 10 minutos para ajustar su órbita en torno al satélite y preparase para el aterrizaje.

La sonda ya ha enviado sus primeras imágenes de la superficie lunar. Todo parece listo para el aterrizaje. Está previsto que la sonda encienda una vez más sus propulsores hoy a las 17:40, hora peninsular, para comenzar el descenso desde una altura de 100 kilómetros. La nave comenzará su aproximación al Mare Frigoris. Aproximadamente una hora después, el artefacto intentará un aterrizaje suave en el cráter Atlas de forma completamente automática. Si hubiese algún problema, habrá varias oportunidades de tomar tierra a lo largo de esta semana y la siguiente.

La nave transporta un pequeño prototipo de robot lunar diseñado por la Agencia Espacial Japonesa y que servirá para realizar experimentos con el regolito lunar y colaborar en el desarrollo del Lunar Cruiser, un futuro vehículo de exploración lunar tripulado desarrollado por la agencia japonesa y la empresa Toyota. El otro pasajero de la Hakuto-R es un vehículo de exploración pagado por Emiratos Árabes.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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