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“No sabíamos si se las llevaban a otro país”: ¿adónde van las bicicletas robadas?

El seguimiento por GPS a un centenar de bicis sustraídas en Ámsterdam muestra que vuelven a la circulación en la misma ciudad

Amsterdam
Cada año se roban en Ámsterdam hasta 80.000 bicicletas, pero eso no ha disminuido su papel central en el sistema de transporte de la ciudad. En la imagen, infinidad de bicis durante el Día Mundial de la Bicicleta en la capital holandesa.Anadolu Agency (Anadolu Agency via Getty Images)
Miguel Ángel Criado

Países Bajos y en particular Ámsterdam son ejemplos mundiales de cómo convertir a la bicicleta en la base de un sistema de transporte saludable y sostenible. Pero cada año se roban cerca de medio millón de ellas. Podría parecer que robar tal cantidad en un país de apenas 17 millones de habitantes debería de comprometer todo el modelo. Sin embargo, una original investigación que ha seguido a un centenar de bicis equipadas con GPS muestra que los ladrones no se las llevan muy lejos. De hecho, a los pocos días vuelven a servir como medio de transporte por la ciudad, aunque montadas por otra persona.

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, de Estados Unidos) y la Universidad de Tecnología de Delft (Países Bajos) se plantearon averiguar dónde iba tanta bicicleta robada. Solo en Ámsterdam, se sustraen entre 28.500 (según datos del ayuntamiento) y 80.000 (que estiman las asociaciones ciclistas). El robo está tan a la orden del día, que muchos de ellos ni se denuncian, por lo que la cifra podría estar más cerca de la segunda que de la primera. Fábio Duarte, investigador principal del Senseable City Lab del MIT, laboratorio que pretende tomarle el pulso a las ciudades con tecnología y aplicarla al diseño urbano, cuenta que partían con un prejuicio. Como sucede con los vehículos y otros artículos robados, “pensábamos que se las llevaban fuera, quizá a países del este”, dice. Pero estaban mucho más cerca.

La investigación, que ha contado con la colaboración del ayuntamiento de Ámsterdam, ha confirmado que en la ciudad holandesa se roban muchas bicicletas. En su caso, repartieron un centenar de ellas por algunas de las zonas de concentración de bicis, como plazas o en las cercanías de estaciones. Todas llevaban candado y cuidaron mucho que su apariencia y estado no las hicieran destacar: las 100 eran de segunda mano, pero había de una decena de marcas y en todos los estados, desde oxidadas a prácticamente nuevas. Llevaban un GPS escondido en la luz o bajo el sillín y las rastrearon entre junio y diciembre de 2021. El resultado, publicado en la revista científica PLoS ONE, es que los ladrones se llevaron 70 de ellas.

“Las mafias las roban, pero se las venden a los habitantes de Ámsterdam. Es posible incluso que alguno compre una bici que le robaron tiempo atrás”
Fábio Duarte, investigador principal del Senseable City Lab del MIT, Estados Unidos

“Es clave donde dejas la bicicleta”, cuenta Duarte. “Cuantas más hay, más probabilidades de que la roben”, añade. La lógica de este dato creen que está en que los ladrones de bicicletas aprovechan la acumulación para que su sustracción pase desapercibida. “Si solo hay unas pocas, siempre existe la posibilidad de que el dueño esté cerca”, justifica Duarte. Otros datos del estudio son relativamente obvios: los robos son más habituales en las cercanías de las estaciones y otros puntos de paso de muchas personas y la inmensa mayoría se producen de noche.

El seguimiento por GPS les permitió responder a la pregunta que se hacían los científicos, pero también la autoridades municipales: ¿adónde van? Pues solo dos de las 70 bicicletas robadas salieron de Ámsterdam o sus cercanías y ninguna salió del país. Tras pasar unos días sin moverse o con movimientos aleatorios, las bicis son localizadas siguiendo un patrón de dos viajes con el mismo trayecto de ida y vuelta. Es decir, otro amsterdamés la está usando para ir al trabajo y volver a casa.

“Pensábamos que las mafias las robaban, pero no sabíamos si se las llevaban a otro país”, comenta Duarte. De hecho, del análisis en red de los datos, deducen que al menos un tercio de las bicicletas habían sido robadas por alguna mafia. “Lo que sucede es que las mafias las roban, pero se las venden a los habitantes de Ámsterdam. Es posible incluso que alguno compre una bici que le robaron tiempo atrás”.

Dos de las cien bicicletas usadas en el experimento social. Equipadas con un GPS escondido, las distribuyeron por la ciudad con su correspondiente candado. 70 fueron robadas.
Dos de las cien bicicletas usadas en el experimento social. Equipadas con un GPS escondido, las distribuyeron por la ciudad con su correspondiente candado. 70 fueron robadas.Senseable City Lab del MIT

Ámterdam fue pionera hace 50 años con un experimento que buscaba universalizar el uso de las bicicletas en una ciudad que se moría ahogada en el tráfico. Para ello, lanzaron el proyecto de las bicicletas blancas, con un flota de 10.000 bicis distribuidas por la ciudad y que cualquiera podía usar. Fue el primer sistema de movilidad compartida, décadas antes de que se hablase de ello. Pero resultó ser un fracaso y el plan cayó en la llamada tragedia de los bienes comunales: al ser de todos, no eran de nadie y muchas acabaron destrozadas, mientras otras se las llevaron los ladrones a casa y las pintaron de otro color. La paradoja ahora es que el robo, da valor a la bicicleta y los ladrones las protegen de caer en aquella tragedia.

Sobre el robo de las bicicletas, Titus Venverloo, investigador de la Universidad de Delft y del MIT y coautor del estudio, comenta que del análisis de las trayectorias de las bicis robadas, notan “que vuelven a un patrón regular de movilidad con bastante rapidez”. Eso implica que la mayoría se usan directamente o se venden rápidamente, “por lo que estas bicicletas vuelven a estar disponibles para la movilidad general de la ciudad”, añade. También destaca cierto aspecto positivo en el robo: “La gran disponibilidad de bicicletas baratas de orígenes dudosos también parece alentar la adopción de la bici en la ciudad, ya que el modo de transporte es muy accesible para cualquiera”. Y apunta un tercer aspecto: “Además, debido a la gran cultura del ciclismo en los Países Bajos, los ciudadanos de Ámsterdam están casi acostumbrados al problema del robo de bicicletas. Por lo tanto, pueden comprar otra bicicleta rápidamente”. Así que su conclusión es que “el efecto del robo de bicicletas en el sistema de movilidad de una ciudad no es grande, sin embargo, el efecto en la víctima del robo de bicicletas es evidente”.

“Estos resultados conectan con los planteamientos de ciertos grupos anarquistas de Países Bajos que, en los años 80, postulaban el robo de bicicletas”
Pedro Malpica, sociólogo experto en movilidad sostenible

Pedro Malpica, sociólogo experto en movilidad sostenible, comenta que “estos resultados conectan con los planteamientos de ciertos grupos anarquistas de Países Bajos que, en los años 80, postulaban el robo de bicicletas. No era tanto por su desprecio por la propiedad privada, sino porque estaban convencidos de que era un sistema viable de compartir los medios de transporte”. Pero Malpica, que hizo su tesis sobre movilidad ciclista en la transición a un nuevo modelo de ciudad, estudiándolo a fondo en Sevilla, también recuerda que el robo puede tener un efecto indeseado: “quien empieza a usar la bicicleta y se la roban, desiste de seguir transportándose en bicicleta”. Por fortuna, añade, su trabajo de campo mostraría que la existencia de sistemas de bici pública palia este problema. “No quieren comprar una segunda después del primer robo, pero no abandonan el ciclismo urbano”. Tanto Malpica, como Duarte creen que si la policía prioriza la persecución de las mafias, sería una medida para incentivar el uso de bicicletas como transporte urbano.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Criado
Es cofundador de Materia y escribe de tecnología, inteligencia artificial, cambio climático, antropología… desde 2014. Antes pasó por Público, Cuarto Poder y El Mundo. Es licenciado en CC. Políticas y Sociología.

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