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La NASA denuncia “riesgos innecesarios” de China que podrían costar vidas tras estrellarse en el Pacífico el cohete fuera de control

El artefacto, que tenía España en su trayectoria, da varias vueltas alrededor de la Tierra. Las autoridades chinas permitieron que un módulo del Larga Marcha-5B, de 20 toneladas, se desprendiera de forma caótica tras ponerse en órbita la última fase de su estación espacial

Momento del lanzamiento del cohete Larga Marcha 5B Y4, el 31 de octubre, desde Hainan.Foto: CHINA DAILY (VIA REUTERS) | Vídeo: EPV
Javier Salas

China ha vuelto a crear una alarma global tras dejar caer sin control parte de un cohete de su ambicioso programa espacial, el Larga Marcha-5B Y4, que puso en órbita la última fase de su estación espacial. El módulo del cohete pesa 20 toneladas, aunque la fricción contra la atmósfera suele desintegrar buena parte de esta chatarra espacial en su vuelta a la Tierra. Esta es la tercera vez en dos años que las autoridades espaciales chinas generan este peligro global, que la NASA ha calificado en otras ocasiones de irresponsable. La órbita caótica de la chatarra espacial en la que China se deshace de este módulo hacía muy difícil calcular cuándo y dónde caería concretamente, aunque sí se conocía su trayectoria de entrada, que incluía España. Finalmente, el aparato golpeó la atmósfera terrestre en el Pacífico sur, según el Ejército de EE UU.

El riesgo de que cayeran piezas de chatarra espacial sobre el espacio aéreo obligó, por precaución, a paralizar la actividad en distintos aeropuertos españoles. Barcelona, Tarragona, Ibiza y Reus dejaron de operar, según ha informado Protección Civil, aunque también hubo retrasos en Barajas.

En torno a las 11.00 hora peninsular española, llegaron las primeras noticias de ciudadanos que habían observado el fogonazo de la reentrada del cohete sobre Melbourne (Australia), coincidiendo con la órbita prevista. A las 11.01 horas realizó su entrada sobre la atmósfera del Pacífico sur, según el mando espacial del Ejército de EE UU.

“Una vez más, la República Popular China está asumiendo riesgos innecesarios”, ha criticado el administrador de la NASA, Bill Nelson. “No compartieron información de trayectoria específica que se necesita para predecir las zonas de aterrizaje y reducir el riesgo”, acusó Nelson en un comunicado en el que señalaba que es la cuarta reentrada descontrolada desde 2020. ”Es fundamental que todas las naciones que realizan actividades espaciales sean responsables y transparentes en sus actividades espaciales”, reclamó Nelson, que advirtió que estos restos “muy bien podrían resultar en daños importantes o pérdida de vidas”.

“Una vez toca la atmósfera, la caída es muy vertical. Decir que golpea con la atmósfera o contra el mar es prácticamente lo mismo”, explica Alberto Águeda, coordinador de programas de vigilancia espacial de la compañía GMV. El riesgo sobre España fue real, explica Águeda, ya que sobrevoló el norte de la Península por Castilla y León, Aragón y Cataluña. “Predecimos la trayectoria y los cálculos no siempre son exactos, pero pudo haber sucedido. La alerta para el tráfico aéreo se llevó a cabo atendiendo al comunicado del sistema europeo de seguimiento y vigilancia espacial y [el módulo del cohete] ha reentrado un poco después”, explica. Y advierte: “Podía haber reentrado por aquí: cayó a las 11.01 horas y a las 11.30 volvía a pasar por España”.

Los últimos cálculos del organismo europeo encargado de la vigilancia espacial advertían de que el módulo de 20 toneladas, lanzado el 1 de noviembre desde Wenchang, pasaría por encima de la península Ibérica, lo que la convertía en un posible punto de impacto. Esas estimaciones (hechas a las 7.30, hora peninsular española) esperaban el choque contra la atmósfera, a unos 80 kilómetros de altura, para las 9.50, pero con una horquilla de una hora de margen de error. La compañía Aerospace Corporation también ubicaba la reentrada sobre España en la mañana del viernes, alrededor de las 12.20 horas, pero otros cálculos independientes lo posponen hasta las 14.00 horas.

La dificultad para concretar el momento de la reentrada se debe a la gran velocidad del aparato, unos 8 kilómetros por segundo, y a que no cuenta con ningún mecanismo para reorientar su reentrada. El programa espacial chino deja deliberadamente que caiga sin control sobre la Tierra la fase central de sus cohetes Larga Marcha, de unos 30 metros de largo y 5 de diámetro, cada vez que los usan. Como casi siempre en estos casos, China cuenta con que lo más probable es que los restos se desintegren en la fricción contra la atmósfera y la parte que sobreviva caiga en los océanos. Pero todos los cálculos también incluyen esos breves pasos por zonas habitadas.

También caen en la Luna

La última vez que China provocó este susto planetario fue el 30 de julio, cuando gran parte de esta chatarra espacial se desintegró sobre el sudeste asiático. En mayo de 2021, estos restos del cohete también pusieron en riesgo a la península Ibérica, aunque finalmente cayó en el océano Índico, cerca de India y Sri Lanka. La NASA respondió con un comunicado muy crítico: “Está claro que China no está cumpliendo con los estándares responsables con respecto a su basura espacial”.

Cuando se dan estas situaciones, se hace un barrido con tres radares, después de la hora estimada de caída, para certificar que el objeto en cuestión no sigue orbitando. EE UU cuenta con un satélite de infrarrojos para captar la enorme energía generada por la chatarra al chocar contra la atmósfera y de este modo certificar el punto de entrada. Es probable que no se llegue a saber dónde han caído los últimos restos. En julio, se conoció el punto de entrada por el fogonazo que provocó en la noche, captada por ciudadanos particulares con sus móviles. En 2021, simplemente se dio por hecho que cayó en el Índico lo que sobrevivió del cohete en la atmósfera, tras la confirmación oficial de China, y la información facilitada por el 18º Escuadrón de Defensa Espacial del Ejército de EE UU.

Las órbitas caóticas en las que China deja sus cohetes tras los lanzamientos no solo afectan a la Tierra. En marzo de este año, un bloque de chatarra espacial chocó contra la Luna: eran los restos de otro cohete chino que quedó a la deriva. Un episodio más que pone sobre la mesa la necesidad de regular la basura generada por la nueva carrera espacial.

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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