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Más de 250 candidatos aspiran a ser los primeros parastronautas de la historia

La Agencia Espacial Europea recibe más de 22.000 solicitudes para formar parte de su plantilla de viajeros espaciales, entre los que habrá por primera vez personas discapacitadas

La veterana astronauta italiana Samantha Cristoforetti posa en la Estación Espacial Internacional en 2015.
La veterana astronauta italiana Samantha Cristoforetti posa en la Estación Espacial Internacional en 2015.HANDOUT (AFP)
Javier Salas

Por primera vez en la historia, al menos una persona con discapacidad física formará parte de una plantilla de astronautas. La Agencia Espacial Europea (ESA) será el primer organismo en contar con parastronautas. Ya hay 257 aspirantes, 60 de ellos mujeres, y 13 se postulan desde España. Este salto en la integración espacial, anunciado en febrero, ha encontrado respuesta entre la ciudadanía de los 22 países que forman la ESA, según explicaron los representantes de la institución en una rueda de prensa. Junto a estos futuribles parastronautas, se han presentado más de 22.500 candidaturas para el cuerpo convencional de astronautas de la agencia europea, más de 1.300 desde España (y más de 7.000 aspirantes franceses, casi un tercio del total).

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Además, la participación de mujeres solicitantes también ha crecido notablemente, ya que suponen el 24% del total de candidaturas, frente al 15% que representaron en el último proceso de selección. “No trabajamos con cuotas, sino con objetivos”, aseguró Lucy van der Tas, responsable de recursos humanos de la ESA, para señalar que esa proporción será el mínimo de mujeres que habrá en el grupo final de astronautas seleccionados. En el proceso de 2009, solo una mujer accedió al puesto junto a cinco hombres.

“Queremos que [el parastronauta] haga un trabajo real, no va a ser un turista espacial”
David Parker, director de Exploración Humana y Robótica de la ESA

“Representar a todos los sectores de la sociedad es una preocupación que nos tomamos muy en serio”, había apuntado inicialmente David Parker, director de Exploración Humana y Robótica de la ESA. “La diversidad en la ESA no solo debe aplicarse al origen, edad, formación o género de nuestros astronautas, sino también a las discapacidades físicas. Para que este sueño se haga realidad, además del proceso de reclutamiento de astronautas, vamos a lanzar el Proyecto de Viabilidad de Parastronautas, pues ha llegado el momento de apostar por esta innovación”.

La ESA publicó unos requisitos físicos muy específicos (PDF), para los que consultó al Comité Paralímpico Internacional, en los que se enmarcaría esta condición de parastronautas: una estatura por debajo de 130 centímetros y deficiencias en las piernas o ausencia de parte de ellas. En todo lo demás, los requisitos son igualmente exigentes: según la ESA, los parastronautas son individuos que están cualificados psicológica, cognitiva, técnica y profesionalmente para ser astronautas, pero cuya discapacidad física les impediría ser seleccionados con los criterios habituales. El plan es que la primera persona parastronauta se estrene en una misión “segura y útil”, asegura la ESA. “Queremos que haga un trabajo real, no va a ser un turista espacial”, resumió Parker.

La ESA también pretende corregir otro problema de igualdad: la escasez de mujeres en sus filas. En la actualidad, la italiana Samantha Cristoforetti es la única astronauta en una plantilla de siete y, a lo largo de toda su historia, la agencia europea solo ha contado con otra mujer en el espacio, la doctora francesa Claudie Haigneré, que voló a la Estación Espacial Internacional (ISS) en 2001 y se convirtió después en ministra de investigación de su país entre 2002 y 2005. Cristoforetti, que acaba de ser designada comandante de la próxima misión en la que se embarque en la ISS en 2022, ha dicho sobre los parastronautas: “Cuando se trata de viajes espaciales, todos somos discapacitados. No evolucionamos para ir al espacio. Por tanto, se convierte en una cuestión de tecnología“. Los turistas privados son una prueba más de lo que dice Cristoforetti: cuando Dennis Tito se convirtió en el primero de los ricos en pagar un viaje al espacio tenía 61 años, una edad que le descalificaba según los criterios de la agencia europea.

“Cuando se trata de viajes espaciales, todos somos discapacitados. No evolucionamos para ir al espacio”
Samantha Cristoforetti, astronauta de la ESA

El proceso que comenzó el 31 de marzo es la tercera campaña de reclutamiento de la ESA desde 1978, la primera desde 2009. Los seleccionados trabajarán junto a los siete astronautas de la ESA en activo mientras Europa se adentra en una nueva era de exploración espacial, con la Luna y Marte como objetivos más ambiciosos. El objetivo de la ESA es contratar de cuatro a seis astronautas de plantilla y seleccionar a una veintena para que queden en la reserva en sus ocupaciones actuales, y que se incorporen para cobrar por misiones específicas. En esta categoría laboral entrarían los parastronautas elegidos, según explicó la ESA en el evento en el que anunció la apertura de este proceso.

Habrás seis fases de selección que durarán un año, hasta que se escojan definitivamente en otoño de 2022: después del cribado pasarán exámenes preliminares y psicológicos en el centro de evaluación, una entrevista, pruebas iniciales, pruebas médicas y, finalmente, una segunda entrevista definitiva de la que saldrán, probablemente, las personas que visitarán la Luna y Marte en los próximos años. La anterior convocatoria se abrió en 2008 y se preseleccionó a más de 10.000 candidatos (frente a los 22.500 de esta ocasión); 818 superaron la primera ronda de selección, 192 la segunda, 80 la tercera, y unos cuarenta candidatos llegaron a la última ronda de entrevistas personales. En el proceso actual, unos 1.500 pasarán a la segunda ronda.

Carrera por la diversidad

De las 570 personas que han viajado al espacio desde que Yuri Gagarin diera el primer salto, solo del 11% han sido mujeres, y el perfil medio de los astronautas sigue siendo mayoritariamente el de un hombre blanco, casado y con formación militar. Pero los organismos espaciales están apostando por nuevos perfiles para sus misiones. Por ejemplo, en la pasada década, el porcentaje de mujeres creció hasta el 20%. No en vano, la próxima misión a la Luna llevará mujeres y se llamará Artemisa, frente a las misiones Apolo en las que solo volaron hombres, tras la exclusión de sus compañeras por motivos políticos y no de capacidad.

La ISS recibió este año la visita del primer tripulante negro, el estadounidense Victor Glover, que es el decimoquinto astronauta afroamericano de los más de trescientos que ha tenido la NASA. De hecho, el primer afrodescendiente en el espacio fue el cubano Arnaldo Tamayo, de la mano de la Unión Soviética. Pero las últimas incorporaciones de la agencia estadounidense han sido más paritarias y diversas que nunca. Además, gracias a los nuevos actores privados ya hay planeada para septiembre la primera misión exclusiva de civiles, Inspiration4, organizada por la empresa SpaceX.

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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