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Wilco contra el mundo cruel: un nuevo disco delicioso, natural, sencillo y sin sorpresas

Jeff Tweedy observa su vida personal y la de su país como asuntos inseparables en el último trabajo de la banda, atravesado por el sufrimiento y la desorientación

Cruel Country Wilco
Montaje de fotos con los miembros de Wilco, con Jeff Tweedy (con gorro) arriba a la izquierda y abajo a la derecha.Jamie Kelter Davis
Fernando Navarro

La suma de días buenos tiene que ser mayor que la de los días malos. Quizá esa simple regla matemática sea el secreto para concluir que este estropeado mundo todavía merece la pena. Jeff Tweedy, líder de Wilco, aplica esta máxima cuando se trata de su propia vida, pero también de observar su entorno, ese paisaje estadounidense dañado por el avance de la desigualdad, la polarización y la intolerancia. Un paisaje que se dibuja en Cruel Country (dBpm / Anti), el último disco de Wilco, una de las bandas más importantes e influyentes del rock estadounidense actual.

En una reciente entrevista a Esquire, Tweedy comentaba que hacer música puede que no sea otra cosa que intentar descubrir cuántos días buenos hay en comparación con los malos. Tras la pandemia, el cantante y compositor se sintió a la deriva. Ni fue la primera vez ni probablemente será la última en un tipo que, según contó con todo detalle en el libro Vámonos [para poder volver] (Sexto Piso), conoce bien los días malos: ha sufrido adicción al alcohol y los opioides y nunca deja de luchar contra la ansiedad, el pánico, la depresión y las migrañas, un mal que le acecha con fuerza hoy por hoy.

Como ocurre en Cruel Country y ha ocurrido en los mejores álbumes de Wilco, Tweedy observa su vida personal y la de su país como asuntos inseparables. El sufrimiento y la desorientación lo atraviesan todo. El disco está formado por 21 canciones que, en conjunto, pretenden jugar con la noción de country como estilo musical e idea de nación. Veintiuna estampas arraigadas en la guitarra acústica que brotan desde las mismas raíces del folk estadounidense, tan hermanado con el lenguaje country. Música tradicional y llana, sin aspavientos experimentales, con el fin de reflexionar sobre la historia, la política y la sociedad de Estados Unidos. “Amo a mi país como un niño pequeño. / Rojo, blanco y azul… Amo a mi país, estúpido y cruel”, canta Tweedy en el tema que da título al álbum. Un afecto tortuoso que se recoge en un largo y tranquilo viaje a lo largo de este doble disco grabado por los seis miembros de la banda en directo en su estudio de Chicago. Al margen de las aventuras instrumentales y los añadidos de producción, es un trabajo colectivo de una banda que saborea hacer música juntos y busca ser orgánica. La simbiosis late con una frecuencia deliciosa. Para apreciarla, solo hay que olvidarse de la posibilidad de sorpresa. Tweedy y los suyos desean sumergir al oyente en una atmósfera natural. Buscan la sencillez para hablar de lo básico.

La música respira y los instrumentos se reconocen y se balancean con ese toque tan propio de Wilco en su cara más melódica, cuando sus incursiones le deben tanto a The Beatles como a The Byrds. Aquí incluso se aprecia un cuidadísimo aire rústico, una identidad bella y melancólica, tan lograda en ellos desde aquel sobresaliente Summerteeth, que siempre debió destacarse en su carrera como su extraordinaria forma de retorcer y distorsionar la melodía. En Cruel Country, el grupo no trafica con el sonido vaquero de Nashville ni con el honky tonk de bar, sino que encuentra un espacio country-folk contemporáneo, con un ligero adorno pop. Suenan distintos y a sí mismos a la vez, como tienen acostumbrados a sus oyentes y como solo hacen los grandes nombres de la música popular. Es Wilco un grupo mayúsculo, inaudito y creador de un universo personalísimo. Una banda que crea un nuevo panorama sonoro para ofrecer tristes impresiones de EE UU, ese país resquebrajado, ese sueño siempre imposible, sumido otra vez en guerras culturales y en batallas perdidas. Como se canta en la hipnótica ‘Story to Tell’: “He pasado por el infierno / de camino al infierno”. De las existencias frustradas de los inmigrantes que se recogen en ‘I Am My Mother’ hasta la desesperanza final de ‘The Plains’ (“Es difícil ver que nada cambie”), pasando en ‘Hints’ por remarcar la división enorme del país: “No hay término medio cuando el otro lado / preferiría matar antes que comprometerse”.

Este año se cumplen dos décadas de Yankee Hotel Foxtrot, su gran obra maestra, y Wilco vuelve a ofrecer una profunda y dolorosa visión de América. El 16 de septiembre saldrán a la venta siete ediciones especiales de ese álbum, con abundante material extra y hasta más de 80 canciones inéditas, entre maquetas, pruebas y temas en directo. Otra oportunidad para recordar que aquel disco fue un acontecimiento artístico en la música independiente, todo un logro que captó mejor que ningún otro álbum de la época el dolor después del 11-S. De la paranoia y la sensación de fin del mundo de entonces a la decepción y la tristeza infinita de ahora en Cruel Country. Estados Unidos salió mal parado y Tweedy es un gran observador fundido con su paisaje. De hecho, tal y como reconocía el músico en su reciente libro Cómo componer una canción (Contra), se dedica a tomar nota de todo lo que pasa a su alrededor, como una esponja que absorbe la realidad.

La tensión subyace siempre en la música de Wilco, incluso en Cruel Country, al que quizá le puede la ambición de sumar 21 temas. De haberlo pulido un poco, podría ser una obra magistral, más por espíritu que por conquista. Una tensión que desliza siempre un halo de luz en canciones sencillas y brillantes como ‘Bird Without a Tail / Base of My Skull’, ‘Tired of Talking It Out on You’, ‘Story to Tell’, ‘A Lifetime to Find’ y ‘Sand Kind of Way’, entre otras. Algunas de estas canciones seguramente sonarán en su gira española, que comienza el próximo lunes y pasará por seis ciudades. Cuando se hace difícil saber si la suma de los días buenos es mayor que la de los días malos, conviene escuchar a Wilco. Porque, allí donde hay desesperación, su música siempre ofrece consuelo. O dicho de otra forma: allí donde se impone un mundo cruel, todavía habita Wilco.

Gira española de Wilco: San Sebastián (20 de junio), Zaragoza (21), Barcelona (22), Valencia (24), Murcia (25) y Madrid (27 y 28).

portada disco 'Cruel country', WILCO

Wilco 

Cruel Country 
dBpm / Anti

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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