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De las zapatillas destruidas de Balenciaga por 1.450 euros a los pies descalzos en Argentina

Una ONG que asiste a cientos de niños con desnutrición se inspira en el éxito de ventas del diseño de la marca de lujo para pedir donaciones

La ONG Pata Pila de Salta, Argentina, que lucha contra la desnutrición infantil, aprovechó el lanzamiento de unos tenis Balenciaga completamente destruidos para lanzar esta campaña de donación, donde los donantes pueden "comprar" tenis usados hasta su casi destrucción.
La ONG Pata Pila de Salta, Argentina, que lucha contra la desnutrición infantil, aprovechó el lanzamiento de unos tenis Balenciaga completamente destruidos para lanzar esta campaña de donación, donde los donantes pueden "comprar" tenis usados hasta su casi destrucción.ONG Pata Pila
Federico Rivas Molina

Los primeros 100 pares de las tenis “completamente destruidas” que Balenciaga lanzó el 9 de mayo pasado se agotaron enseguida. Los amantes de la marca con sede en París pagaron 1.450 euros para lucir un calzado lleno de agujeros, sucio, pero con el nombre de la marca escrito en la suela como si se tratase de un grafiti. La versión Full Destroyed (como la promocionan en la web de ventas en línea) de su modelo Paris High Top es de edición limitada y lleva la firma de Demma Gvasalia, director creativo de Balenciaga. La foto de promoción muestra un par que, de tan ajado, está inutilizable. Las zapatillas en venta al menos contienen dentro al pie, pero sin perder la estética de calzado de pobre. Esa estética es la que quiso aprovechar la asociación civil argentina Pata Pita (pies descalzos), que asiste a niños con problemas reales de pobreza extrema y desnutrición.

El modelo de Balenciaga se llama "Paris High Top Trainers Full Destroyed", una edición limitada a 100 pares cuyo precio en el lanzamiento era de 1850 euros.
El modelo de Balenciaga se llama "Paris High Top Trainers Full Destroyed", una edición limitada a 100 pares cuyo precio en el lanzamiento era de 1850 euros.RR. SS.

Pata Pila nació en 2015 en Salta, en el extremo norte argentino para atender la desnutrición infantil que devasta sobre todo a las comunidades indígenas de la zona. En estos momentos tiene a casi 1.100 menores dentro de sus programas de asistencia en 66 comunidades. Para promover las donaciones imitaron con cambios el diseño de Balenciaga y en lugar del nombre de la marca escribieron el de algunos de los chicos que asisten: Tamara, Jeremías, Ayelén o Kiara. El aspecto que llevan no salió de una mesa de diseños exclusivos, sino de lo que Pata Pila ve cada día en los pies de los niños que asisten.

“Es importante que a partir de la campaña de una empresa se discuta lo que es la banalización de la pobreza”, dice Diego Bustamante, fundador de Pata Pila. “Nosotros no atacamos la campaña, sino que intentamos mostrar lo que vemos a diario. Acompañamos para que la gente puede dejar de usar esos calzados y se muevan con dignidad”, explica. Bustamente destaca la importancia que tiene el calzado en las comunidades pobres del norte argentino, donde “los niños no van a la escuela con las zapatillas rotas y a veces hasta que no pueden tener un par nuevo no empiezan las clases”.

Las zapatillas de Pata Pila pueden “comprarse” en una plataforma de Mercado Libre destinada a las campañas de donación. “Mientras algunas marcas de lujo presentan una Colección Limitada promocionándola con zapatillas desgastadas, en nuestro país tenemos más de 16,8 millones de personas que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas. Estas zapatillas hoy son una colección ilimitada, a menos que hagamos algo”, explica la asociación en la descripción del portal. Los compradores no reciben producto alguno, porque las zapatillas “no existen en el mundo real”, aclara la asociación. “Comprando’ este producto virtual, estás donando el importe para que desde Pata Pila podamos ayudar a familias que viven en comunidades que en verdad lo necesitan”, explica.

Los montos son modestos, lejos de los 1.450 euros que pide Balenciaga por sus modelos de edición limitada. Las donaciones arrancan en 200 pesos argentinos (equivalentes a poco más de un dólar) y suben hasta los 1.800 pesos, pero Pata Pila aclara que pueden hacerse todas las donaciones que se quieran combinando los diferentes pares de zapatillas. “Cuanto más ‘compres’ más estás ayudando para que miles de personas puedan tener una vida más digna”, dice la ONG argentina. La campaña ya lleva recaudados unos 100.000 pesos, equivalentes a unos 800 dólares. “Queremos que la gente se entere de que hay una realidad que es dura. Pata Pila trabaja en el norte argentino, donde en este cuatrimestre murieron por desnutrición 70 chicos. Son datos oficiales. Eso dice mucho del contexto”, explica Bustamante.

La asociación recibe ayuda de particulares y empresas y ahora también internacional. Un programa de la Unión Europea les permitirá sumar nuevas comunidades indígenas a la red que ya tiene armada. A diferencia de otras ONG, la gente de Pata Pila vive en las comunidades. Los voluntarios son médicos, trabajadores sociales o nutricionistas que “capacitan a las familias para que accedan a la salud pública, hacen diagnósticos de trabajo o identifican situaciones de discapacidad en niños que nunca nadie atendió”, enumera Bustamante.

Los nombres que Pata Pila puso a sus zapatillas son de algunos de los cientos de niños que ayudan cada día. Tamara, Elías y Kiara existen, porque, dice Bustamante, detrás de esas zapatillas destrozadas “hay una vida”.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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