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Las críticas a la ministra de Minas de Colombia, ¿fundadas o machismo encubierto?

Irene Vélez, novata en el sector y en la política, se ha convertido en la figura más debatida del Gobierno justo cuando está encargada de decisiones neurálgicas

Irene Vélez, será la nueva ministra de Minas y Energía en el Gobierno de Gustavo Petro.
Irene Vélez, será la nueva ministra de Minas y Energía en el Gobierno de Gustavo Petro.rrss
Juan Esteban Lewin

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, escribió este martes en su cuenta de Twitter: “En las ganas de burla, y de destruir una ministra capaz y honesta, que no congenia con la cooptación del ministerio por intereses particulares, se están escondiendo verdaderas y grandes informaciones que la ciudadanía tiene derecho de conocer, pues se trata de asuntos públicos”. Se refería a las críticas a su ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, que se ha ido convirtiendo en el miembro más visible de su gabinete por la importancia de los asuntos que lleva, por sus mensajes estéticos y por sus declaraciones en espacios públicos.

Vélez (Bogotá, 40 años) ocupa un ministerio que suele ser poco visible para la opinión y con poca relevancia política. Pero con el Gobierno de Petro tiene una tarea de marca mayor: lograr la transición energética para implementar la visión de modelo económico que defendió el presidente desde la campaña, es decir, lograr una de las principales metas del proyecto político del presidente. “Tenemos que salir de una economía extractivista y pasar a una productiva. La transición energética es una decisión que se puede tomar el primer día” dijo Petro a EL PAÍS en una entrevista hace un año.

Esa transición, que implica frenar la exploración de carbón y petróleo para ir dejando atrás su explotación, ya es en sí misma un reto grande. La ministra dijo en su primera semana en el cargo que Colombia no piensa firmar más contratos de gas natural para dejar de emplear esta fuente energética en el medio plazo, e importarlo de Venezuela de ser necesario. Pero no solo es difícil dejar atrás el gas o el carbón

Además de ese encargo, la ministra ha tenido que enfrentar dos grandes problemas en su sector. Uno es el coste del servicio de energía para hogares y empresas, que es uno de los rubros que más empujan la alta inflación y ha creado molestias sociales y políticas, especialmente en la Costa Caribe, una región que enfrenta problemas crónicos de mal servicio. El problema llevó a Petro a anunciar que retomará las funciones de fijar la tarifa de energía, que tenían en sus manos los miembros de la Comisión de Regulación de Energía y Gas, CREG, un organismo independiente.

El otro problema es el de los subsidios a los combustibles. Colombia tiene unos de los más baratos de la región por cuenta de un fondo de estabilización de precios que ha terminado funcionando como un subsidio permanente, a un muy alto costo fiscal para el Estado justo cuando las perspectivas económicas no son tan positivas. Ese fondo, que creó el Gobierno colombiano en 2007, debía ser autofinanciado. Se alimentaría de cobrar más alto al precio internacional del petróleo cuando estuviera bajo, y convertiría ese superávit en un subsidio al precio de la gasolina cuando el crudo estuviera alto. Pero desde su creación, casi todos los años ha resultado deficitario y ha obligado al Estado a asumir sus deudas.

El Gobierno anterior, el de Iván Duque, ha explicado que la crisis del fondo se disparó con el aumento del precio de petróleo en 2020 por la pandemia, y que no aumentó el precio para incentivar la reactivación de la economía en 2021. Solo lo hizo de forma leve, como inicio de un aumento gradual, pero sostenido, en junio y julio de este año, cuando las elecciones estaban definidas. De acuerdo con el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2022, un documento en el que el Ministerio de Hacienda revisa las cuentas públicas todos los años y que hizo el Gobierno Duque, del segundo trimestre de 2021 al primero de 2022 el hueco era de 14,2 billones de pesos (unos 3 mil millones de dólares), equivalente a más de la mitad de lo que espera recuadrar el Gobierno Petro con su reforma tributaria.

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Frente a esos retos está una ministra sin experiencia previa en cargos públicos y sin peso político propio. Geógrafa doctorada en la Universidad de Copenhague, era profesora de la Universidad del Valle y se describía a sí misma como investigadora activista. Llegó al Gobierno porque es cercana a la vicepresidenta Francia Márquez como parte de su movimiento Soy Porque Somos. El padre de la ministra, Hildebrando Vélez, es un académico que ha sido impulsor de la carrera política de Márquez y que ahora mismo es la mano derecha de la vicepresidenta. La ministra ha hecho investigación sobre extractivismo minero y su impacto en las comunidades afrodescendientes del Cauca, el departamento de Márquez.

Vélez ha contado que conoció a Petro el día de la posesión. Fue la secretaria del presidente quien la llamó por sorpresa para ese cargo. En ese momento sonaba más como ministra de Ambiente o de Ciencia, sector en el que trabajó en el empalme, el proceso de traspaso de poderes de un gobierno a otro. “Este enorme reconocimiento de Gustavo Petro y Francia Márquez no es solo de mi trayectoria, sino de las comunidades que defienden la vida, el agua, el territorio y la salud”, dijo Vélez al recibir el nombramiento. “Empujaremos la transición energética, intensiva en conocimiento, y aseguraremos el cuidado de la casa grande”, añadió.

Además de los asuntos directamente relacionados con su cartera, Vélez ha llenado titulares por sí misma. Primero, en el marco de la visita de Estado del presidente de España, Pedro Sánchez, a Colombia, una de las noticias fue los zapatos que usó la ministra en su reunión con la ministra de Turismo de España, María Reyes Maroto. Que haya usado tenis se convirtió en una polémica visible en algunos medios y en las redes sociales, entre quienes lo consideraron una decisión relevante y de mal gusto, y quienes apoyaron a Vélez y señalaron el tinte machista de la crítica. Para Ana María Rizo, consultora en comunicaciones y magister en semiótica, incluso si no fue un acto deliberado, la ministra envió un mensaje y una reflexión valiosa para las mujeres: “Considero que es un acto fresco, que representa un cambio. Estamos ante nuevas discursividades”.

En las semanas siguientes, Vélez dijo en un foro minero que Colombia debía pedir a otros países que “decrezcan sus economías”. Esa forma de presentar una visión ambiental y económica, sin profundizar en ella, desató un debate que no ha terminado. Y que se complicó porque Vélez abandonó la rueda de prensa al final del mismo evento después de que los periodistas presentes le hicieron varias preguntas. Aunque se disculpó ese mismo día, avivó las críticas.

Críticas que se reforzaron este fin de semana cuando aliados políticos de Petro compartieron un video en el que la ministra dice que el déficit del Fondo es de “10.000 billones de pesos”, casi mil veces más de lo real.

El lunes la polémica siguió por cuenta de otro video, en el que se ve que el presidente de la comisión del Senado ante la que intervenía Vélez, el petrista Inti Asprilla, le recordó que no podía leer. La ministra respondió acatando la instrucción y aclarando que desconocía el reglamento del Congreso.

El debate es tal, que este martes Vélez salió a defenderse en otra intervención en el Senado, en la que dijo que seguirá adelante con sus planteamientos. “Hoy estar aquí no es fácil porque nunca había sido ministra, porque tengo 40 años y en estos 40 años me había dedicado a otras cosas”, dijo. “Pero hoy estoy aquí para representar las voces de unas mujeres, de unos jóvenes, de unas personas ciudadanas rurales, campesinas, indígenas, afrodescendientes que votaron por este Gobierno”.

El debate sigue, y no se limita a una pelea entre opositores y defensores del Gobierno, aunque ese elemento tiene el gran peso usual en la dinámica democrática. La pregunta es si Vélez ha cometido errores sustanciales o son críticas sin sustento.

Para el encuestador y analista César Caballero, la ministra “ha acumulado una serie de errores autoinfligidos que minan su credibilidad frente a los retos de la cartera que dirige. Es un meme y así será hasta el día de su retiro”. Con menos acidez, Andrés Hernández, asesor de Petro en temas de comunicaciones durante cerca de 5 años, añade: “Tiene una falla grande en el manejo de la prensa y la presión que eso pueda ocasionar”. En cambio, la senadora opositora Paloma Valencia, una de las caras más visibles del uribismo en el Senado, dijo en la comisión este martes que se solidariza con la ministra: “Ser mujer en la política es muy difícil. Y los ataques en general no son sobre las ideas sino sobre las personas”.

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Juan Esteban Lewin
Es jefe de Redacción de la edición América Colombia, en Bogotá.

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