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Ding, un campeón kamikaze

La partida decisiva del desempate rápido del Mundial de Astaná es inmortal por el arrojo del chino, quien asumió un riesgo altísimo con menos de dos minutos

Leontxo García

Liren Ding fue coronado como nuevo campeón del mundo el pasado 1 de mayo porque tomó una decisión de muy alto riesgo, que requiere gran sangre fría, inteligencia y confianza en sí mismo. Era la cuarta y última partida del desempate rápido del Mundial de Astaná (Kazajistán). Las tres anteriores habían terminado en tablas tras el 7-7 de las catorce partidas lentas durante más de tres semanas. El chino tenía asumido que un nuevo empate le perjudicaba porque se sentía inferior a su rival, el ruso Ian Niepómniashi, en la tanda aún más rápida de la modalidad relámpago.

Y decidió que lo mejor era actuar como un kamikaze, clavándose una torre sobre el rey en una posición muy compleja, con damas en el tablero, a pesar de que le quedaban menos de dos minutos en el reloj. Niepómniashi, quien ya daba el empate por seguro y estaba repitiendo jugadas, quedó bloqueado, erró y tuvo que conformarse por seguir siendo el subcampeón del mundo. Mientras tanto, Ding lloraba de alegría y emoción: era el primer chino que lograba el título absoluto tras diez años de reinado del noruego Magnus Carlsen.

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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