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Kivu : la deriva del microcrédito

El microcrédito es un mecanismo de ayuda financiera para personas sin recursos implantado desde hace algunas décadas en el la región oriental de la República Democrática del Congo (RDC) con resultados muy dispares.

La región todavía sufre las consecuencias de los largos años de conflictos armados. En este difícil contexto, numerosos emprendedores deciden comenzar su actividad profesional. Pero la amenaza de los oscuros grupos armados que operan en la región no es el único obstáculo para sus ambiciones empresariales.

En Kivu, como en todas partes, hay que convencer a las instituciones financieras de que presten sumas lo suficientemente importantes como para lanzar una actividad profesional. Estas instituciones están cada vez más orientadas a generar beneficio y olvidan fácilmente la misión principal de los microcréditos: la lucha contra la pobreza endémica.

Reconversiones de éxito

 

Pacom Bagula, periodista independiente, está decidido a desvelar el funcionamiento real de los microcréditos.

Estamos a 70 kilómetros de Bukavu, en Kalehe, un pueblo a las orillas del lago Kivu. Kahele rompe con la imagen de guerra y miseria que la región arrastra desde hace más de 20 años. Parece sacado de una guía de viaje, ofreciendo, impasible, el extraordinario panorama del gran lago de África oriental. 

 

Sin embargo…

 

Antes de poder comenzar su trabajo de investigación, Pacom debe presentarse en la austera ydiscreta oficina de la Agencia Nacional de Información (Agence Nacionale de Renseignements o ANR), especialmente irritable desde que las milicias han instalado sus campamentos en las montañas vecinas.

 

 

Durante largos minutos, en un edificio decrépito y en ausencia de cualquier tecnología moderna, las preguntas se repiten. Para Pacom no es más que otra de las decenas de verificaciones de pasaporte, tarjeta de prensa y autorizaciones de rodaje… pero para la ANR se trata de un problema real para la seguridad, con las milicias tan cerca del pueblo.

De cualquier forma, una rutina obligatoria para cualquier periodista que pretenda ejercer su profesión en la región.

Pacom quiere investigar los microcréditos y en Kalehe, la principal institución de microfinanciación es PAIDEK, el Programa de Apoyo a las Iniciativas de Desarrollo Económico.

Creada a finales de los años noventa con el apoyo de la ONG SOS Faim (SOS Hambre), actualmente cuenta con nueve agencias repartidas entre el Kivu del Norte y el Kivu del Sur, siendo una de las pocas IMF con representación en zonas rurales.

Su sede principal está en la capital de la región, Bukavu.

Uno de los proyectos más ambiciosos de PAIDEK en Kalehe gira en torno al parque natural de Kahuzi-Biega, un valioso ecosistema que alberga cientos de especies animales. El objetivo para esta parte del Kivu Meridional ha sido desarrollar un programa de lucha contra los cazadores furtivos que operan en esta zona protegida.

El objetivo de PAIDEK era disuadir a los nativos de practicar la caza ilegal concediéndoles créditos que les permitieran dedicarse a actividades económicas alternativas. Se concedieron más de 400 microcréditos.

Dieudonné Bayongwa, gerente de PAIDEK en Kalehe, afirma que la tasa de éxito de la iniciativa ha sido del 99%: “Intentamos sensibilizar a la gente que explota los recursos forestales y minerales de Kahuzi-Biega para que no continúen destruyendo el parque. Con nosotros pueden obtener créditos y desarrollar otras actividades que les permitan sobrevivir”.

El parque de Kahuzi-Biega está incluido en la lista de patrimonio mundial en peligro de la UNESCO. En su sitio web, el parque precisa: “La principal apuesta de nuestra gestión es el control de la caza furtiva y de la explotación minera artesanal en las zonas tradicionales de extracción. La caza y la destrucción de hábitats son consecuencia de la presencia de numerosos mineros en el parque”.

Tombola Magenga forma parte de esta iniciativa. A sus 48 años, este padre de 10 hijos es un minero reconvertido en chófer de moto-taxi en Kalehe. Ha podido emprender su nueva actividad gracias a un préstamo de 1.500 dólares (1.335 euros) concedido por PAIDEK.

Lo ha devuelto en seis meses, en pagos de 250 dólares, con una tasa de interés del 3% mensual sobre la cantidad pendiente de devolver.

Plan de devolución

Plan de devolución en dólares americanos

 

1er mes 3% de 1.500= 45 250+45= 295

2° mes 3% de 1.250= 37,5 250+37,5= 287,5

3° mes  3% de 1000=30 250+30= 280

4° mes 3% de 750= 22,50 250+22,50= 272,50

5°mes 3% de 500=15 250+15= 265

6°mes 3% de 250= 7,50 250+7,50= 257,50

 

Préstamo inicial = 1.500$

Capital devuelto = 1.657,5$

 Interés total = 10,5%

 

La tasa de interés total sobre la cantidad prestada es, de hecho, del 10,5%.

A pesar de que la tasa de interés es relativamente elevada, los testimonios presentados a continuación ilustran cómo el microcrédito puede ser el desencadenante de un cambio positivo en la vida de los prestatarios.

Tombola explica las razones por las que decidió trabajar por cuenta propia y lasconsecuencias que esto ha tenido para su entorno.

De los minerales a la microempresa

El parque de Kahuzi-Biega

 

Stone miners
Stone miners © Hervé Verloes

 

El parque de Kahuzi-Biega está incluido en la lista de patrimonio mundial en peligro de la UNESCO. En su sitio web, el parque precisa: “La principal apuesta de nuestra gestión es el control de la caza furtiva y de la explotación minera artesanal en las zonas tradicionales de extracción.

La caza y la destrucción de hábitats son consecuencia de la presencia de numerosos mineros en el parque”. »

De los minerales al transporte de personas

20 años de conflictos incesantes

Las mujeres, las primeras víctimas de la guerra

 

 

 

 

 

 

En la pequeña aldea de Katana, en el sur de la región, centenares de mujeres labran parcelas de tierra bajo un sol abrasador.

Aprenden nuevas técnicas agrícolas en un campo experimental.

Pierre Lokeka, coordinador de este proyecto, lo ve como “una forma de terapia”: "Estas mujeres han pasado por un calvario".

La mayoría de ellas han sido agredidas sexualmente, muchas en múltiples ocasiones, por los paramilitares que saquean frecuentemente los pueblos, que matan y violan indiscriminadamente para sembrar el terror a su paso"

 

Tras haber sido víctimas de tal horror, son estigmatizadas por su entorno, lo que les lleva a la exclusión de su familia y la alienación de su allegados.


El Centro Kitumaini, con base en Bukavu, intenta “reinsertar a las mujeres en el tejido económico y social” con la ayuda de microcréditos que oscilan entre 50 y 300 dólares.

Con este préstamo, las mujeres compran simiente, la cultivan y venden su cosecha en los mercados locales.

 Le reembolsan al Centro con los beneficios de sus ventas, a un interés del 20%, pagadero de una vez a los seis meses.

 

Kitumaini no pide garantías materiales ni avales para sus préstamos.

Su funcionamiento se inspira en un modelo muy extendido: los “grupos de solidaridad”.

Cada mujer es garante de la otra, por así decirlo. Si una de ellas no paga, todo el grupo es responsable. Esto engendra una forma de ayuda mutua, pero también una presión que empuja a los miembros del grupo a honrar sus pagos.

El microcrédito para aligerar el sufrimiento

La investigación

Bukavu: concentración urbana, concentración de capitales.




La capital del Kivu del Sur es un centro urbano dinámico que alberga a numerosos desplazados por la guerra.

La guerra que ha obligado a los habitantes de las zonas rurales del Kivu del Sur a huir a las ciudades, dejando tras ellos sus campos y sus cosechas. En Bukavu, han venido a engrosar los barrios chabolistas que se amontonan en las colinas.

Los conflictos armados han generado también otro tipo de éxodo con consecuencias económicas importantes, como Pacom ha descubierto durante su reportaje...

Entrevista con Léon Luganda, (GAMF)

Le microcrédit congolais : illustration par les chiffres


“Al dinero no le gusta el ruido de botas…”

Pacom se va a la Universidad Católica de Bukavu

Entrevista con el profesor de Economía Eddy Balemba

Experto en microfinanzas, Bukavu

Carestía de créditos para la agricultura y prioridad a las emprendedoras

“Mercado de Kadutu, Bukavu”


El Centro Kitumaini

 

La literatura científica sobre las microfinanzas suele enfatizar la calidad gestora de las mujeres en los países en vías de desarrollo. Al contrario que los hombres, ellas tienden a ahorrar de manera más prudente y a emplear el dinero para el beneficio del hogar, de los hijos, de la educación y de la alimentación. Los hombres son más propensos a gastar el dinero de los créditos en sus aficiones, según estos estudios.

 

Ya sea verdad o mentira, es un tópico que se resiste a abandonar Kivu. Según las cifras del GAMF, alrededor del 55% de los microcréditos concedidos en 2012 fueron a parar a mujeres, mientras que el 45% fueron otorgados a hombres.

Sin embargo, antes de conocer a algunas de estas micro-emprendedoras, el reportaje de Pacom se ve interrumpido repentinamente.

Hacer un reportaje en la República Democrática del Congo no es cosa fácil.

Según Reporteros Sin Fronteras, el país ocupa el puesto 151 de 180 en el ránking de libertad de prensa de 2014.

Les madres





El grupo solidario del mercado, deudor del centro Kitumaini, no es el único  de mujeres en Bukavu.


Pacom se entrevista también con el grupo dirigido por Kamate Alinga Julienne


Estas mujeres son artesanas, arrendatarias, vendedoras de Bukavu. Todas se conocen íntimamente.

Esta confianza compartida les permite concederse créditos entre ellas, fuera de la estructura financiera oficial.

 

Cada mujer cotiza alrededor de 3 dólares al mes en una caja común.

 

Por turnos, reciben una suma que pueden invertir en una actividad que les reporte ingresos personales.

fabricación y venta de cerveza de maíz

Hacia una “deriva de la misión inicial” del microcrédito.

 “El acceso a los microcréditos es un derecho humano”. En estos términos, el célebre economista bangladesí,  Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz en 2006, propagó la idea del microcrédito por el mundo. También el término “microfinanza”, que engloba el ahorro, los seguros y otros servicios financieros más allá del puro crédito.

“La microfinanza es la concesión de servicios financieros a personas excluidas de las finanzas formales.” - Eddy Balemba.

“Con esta idea, Yunus creó la Banca Grameen, que hoy cuenta con millones de clientes y numerosas sucursales en el mundo.

Su creador ha sido apartado del negocio recientemente, pero según sus propias declaraciones, la banca ha permitido a millones de personas llevar una vida decente y no pasar hambre.

La voz de los detractores de los microcréditos ha ganado fuerza en los últimos años al señalar que el crédito, con sus intereses, es un mecanismo que engendra automáticamente la deuda, lo que hunde a algunos de los prestatarios todavía más en la miseria.

© Hervé Verloes

Varios estudios elaborados mundiales han cuestionado el impacto de los microcréditos en la anunciada mejora del nivel de vida de los pobres.

En palabras de Esther Duflo, economista francesa del Massachusetts Institute of Technology: “No hemos constatado ningún signo de transformación profunda de la vida de las familias: ninguno de estos estudios demuestra un impacto en la salud, la escolarización ni el poder de decisión de las mujeres. Por otro lado, contrariamente a las pesimistas predicciones de los escépticos de las micro-finanzas, tampoco se ha constatado un frenesí consumista e irresponsable promovido por el dinero fácil.”

Y concluye:

“El desarrollo de un verdadero sector salarial (industrial o de servicios) debe continuar siendo una prioridad de la política económica en los países pobres.”

En Congo, como en otros países en vías de desarrollo, la esperanza no es convertirse en “emprendedor”, sino tener acceso a un empleo estable y remunerado, ya sea en una sociedad comercial o en el sector público, mejor protegido.

Lo que refutan los críticos de las microfinanzas es fundamentalmente el postulado ideológico del sistema: que cada persona puede convertirse en un empresario. Ésta, es una visión anclada en el sistema capitalista, en el que el mercado constituye el vector principal del enriquecimiento personal.

Es precisamente el sistema capitalista, según los críticos, el que condenado a millones de hombres y mujeres enfrentarse diariamente a la pobreza.

El ángulo ideológico no es la única crítica al sistema de los microcréditos. Tanto los partidarios como los detractores han constatado unánimemente la dura evidencia:  no siempre se conceden a las personas más necesitadas de ellos.

Por esta razón, son numerosas las voces que hablan de una “deriva de la misión”. Pacom evoca esta situación con Eddy Balema, experto en microfinanzas de laUniversidad Católica de Bukavu.

La deriva de la misión

Eddy Balema, experto en microfinanzas de laUniversidad Católica de Bukavu.

La concesión de créditos por parte de las instituciones de micro-finanzas excede ampliamente la misión humanitaria apoyada por los primeros defensores del concepto.

Encuentro con Alexis Bakana, hombre de negocios de Bukavu.

Interés 37 % por mes prometidos a los inversores a través de una ONG falsa .

 

 

 

Entre 2007 y 2008, DUTCH, una ONG fraudulenta, puso en marcha una estafa que arruinó a decenas de familias congoleñas y perjudicó gravemente la imagen de los microcréditos entre la población local.


La falsa ONG recolectó el ahorro de particulares prometiéndoles un atractivo interés del 37% mensual, para luego desvanecerse. Tras de sí, dejaron a individuos y a familias enteras despojadas de sus ahorros.


Como reacción a este y a otros fraudes y al hecho de que las ONGs se convertían progresivamente en entidades bancarias allá donde los bancos de la región no respondían a las necesidades de la población, el gobierno de Kinshasa decretó una ley en 2014 para poner coto al asunto. Esta ley impide a las ONGs conceder créditos y reserva este privilegio únicamente a las instituciones comerciales registradas en el BCC. Con ello, según declaraciones del Banco Central de Congo (BCC) en Goma, pretenden “cerciorarse de la naturaleza lícita de los fondos destinados a luchar contra la pobreza” y asegurarse “de que jamás se vuelvan a cometer este tipo de abusos”

La opinión del Director Provincial del Banco Central del Congo, en Goma.

V. Lengwe Bin Kaumba

El dilema de las IMF

 

Pacom descubre que las instituciones de microfinanciación de Kivu se enfrentan a un dilema. Su misión es la lucha contra la pobreza y la concesión de créditos a los más desfavorecidos, pero si quieren sobrevivir en el ambiente competitivo creado por la concentración de instituciones en los centros urbanos, tienen que asegurar la rentabilidad de sus entidades de crédito.

Los microcréditos a los más desfavorecidos y a los grupos solidarios son, por definición, poco rentables, y requieren mucho más trabajo sobre el terreno. Numerosas IMF prefieren dirigirse a clientes más pudientes que piden préstamos con tipos de interés elevados, lo que les asegura una cómoda rentabilidad y aporta seguridad a las entidades crediticias.

Si bien la ley aprobada por el gobierno de la RDC prohíbe a las ONGs conceder créditos o recolectar el dinero de los ahorradores, no les impide sin embargo dar asistencia financiera a las organizaciones congoleñas registradas en el BCC. De esta forma, aquellas organizaciones fieles a su misión inicial siguen luchando contra la pobreza sin sucumbir a la presión por la rentabilidad, como les ocurre a las instituciones de microfinanciación. 

Esta duplicidad de actores plantea varias preguntas:

¿son las IMF todavía capaces de asegurar un servicio de interés público (la lucha contra a pobreza) sin recibir ayuda externa?

¿Están los microcréditos a los más desfavorecidos condenados a depender de las garantías aportadas por los fondos extranjeros a través de las ONGs?

La IMF SMICO logra mantener su misión social para beneficio de los grupos solidarios con un sistema de rentabilidad prácticamente  bancario. Según confiesa la dirección de SMICO, los grupos solidarios demandan mucho trabajo y no aportan prácticamente nada a la institución. En ocasiones, incluso entran en pérdidas.

La IMF SMICO es muy consciente de este particular dilema económico y moral, como explica Michel Verwilghen, su presidente.

Los refugiados desconcertados

SMICO se hizo consciente de este dilema cuando se asoció con AIDES en la finaciación de los grupos solidarios. AIDES es una entidad colaboradora con el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Goma.

Entre 2011 y 2012, AIDES y SMICO entraron en colaboración para ofrecer microcréditos a refugiados de guerra, principalmente burundeses.

Gracias al apoyo financiero del Alto Comisionado, AIDES depositó una garantía en SMICO, que a cambio proporcionó a los candidatos formación en la gestión de fondos y créditos que oscilaron entre los 35 y los 500 dólares. 

© Hervé Verloes

Su iniciativa fracasó rápidamente. 

El avance de las tropas en Goma a finales de 2012 complicó las devoluciones de los créditos y sirvió de pretexto a “malos pagadores” para no reembolsar lo debido.

Paralelamente, el rumor de que el programa está subvencionado por el Alto Comisionado corrió entre los prestatarios, generando incomprensión entre los refugiados, que pensaban tener derecho a la ayuda del Alto Comisionado sin contrapartidas.

Los refugiados se sienten indignados por tener la obligación de reembolsar una ayuda que ellos consideran “humanitaria” y acogen con frialdad a los agentes de encargados de la devolución de los créditos.

En 2011, Cécile obtuvo un crédito de 500 dólares a través del programa conjunto de AIDES

Estaba previsto que reembolsase esta cantidad con un interés de 10 dólares al mes.

La experiencia de Georges Nikoyagize con el microcredito ha sido amarga.

Conclusión: ¿El fin de la pobreza?

 

Elevados por unos y criticados por otros, Pacom ha descubierto que los microcréditos no dejan a nadie indiferente, ni en Kivu ni en el resto del mundo. Desde mediados de los 2000, han alimentado el debate público siempre que se evoca la erradicación de la pobreza.

Para sus partidarios, es un sistema financiero que permite democratizar las condiciones de acceso a la riqueza o, al menos, a una vida decente. Son una herramienta de movilidad social que permitiría potencialmente superar la situación en la que la riqueza se concentra en manos de unos pocos mientras que la mayoría de la población ni siquiera puede alimentarse.

En materia económica, son la ilustración del célebre proverbio humanitario: “Dale un pez a un hombre y comerá un día, enséñale a pescar y comerá toda su vida”. Ciertas personas ven en la existencia de los microcréditos un derecho humano que, extendido a escala mundial, podría relegar la pobreza a los anales de la historia.

© Hervé Verloes

Desgraciadamente, ese milagro tan esperado todavía no ha llegado.  

Numerosos estudios apuntan el débil impacto que los microcréditos han tenido en la reducción efectiva de la pobreza. Estos estudios subrayan además la necesidad de las economías emergentes de disponer de un sector público eficiente y de un sector privado dinámico para ser capaces de propiciar y reforzar el tejido empresarial. Con ello se generarían mecanismos mucho más eficaces que los microcréditos y se podría superar la imagen romántica y algo paternalista del “empresario descalzo”. El microcrédito y todos los clichés asociados a él han propiciado que los poderes públicos den la espalda a sus responsabilidades para con el desarrollo socioeconómico.

En el norte y el sur del Kivu, Pacom ha descubierto que, sobre el terreno, los microcréditos son una herramienta que permite a ciertas personas salir de la espiral de la pobreza, aunque no todos son caballo ganador.

Ya sean los antiguos mineros furtivos reconvertidos en empresarios lícitos, las agricultoras rechazadas por su entorno o las vendedoras repartidas en una multitud de pequeños comercios, los microcréditos contribuyen a la emancipación financiera. El hecho es que esta financiación otorga un capital inicial sin el cual no es posible invertir.

Sin embargo, Pacom descubre que para otros prestatarios el engranaje de la deuda se pone en marcha rápidamente y el pasaje por el microcrédito deja un regusto amargo de fracaso y sólo engendra más miseria.

Si hacemos balance de la situación en las dos provincias de Kivu, los números demuestran que el elevado número de microcréditos concedidos no se ha traducido en una reducción de la extrema pobreza de la región.

© Hervé Verloes

El principal factor regional que lo impide es la persistencia de los conflictos armados en la región. En ausencia de un marco de seguridad y confianza, los prestamistas no se atreven a aventurarse en el medio rural, donde la miseria es más extrema. Prefieren quedarse en las zonas urbanas, lo que hace aumentar la competitividad entre instituciones de microfinanciación, que se orientan más a los préstamos elevados, a las garantías más sólidas y a los negocios más rentables.

La nueva ley que entró en vigor en 2014 ha prohibido a las ONGs efectuar operaciones de crédito o de colecta de ahorro, lo que ha afectado a la eficiencia humanitaria del crédito en la región.

Sin la ayuda de las ONGs, los aspirantes a un crédito de organismos un organismo de financiación deben presentar garantías. A pesar de crear grupos solidarios, las personas más desfavorecidas no pueden aportar las garantías materiales suficientes, lo que enfría la voluntad de las sociedades comerciales en lo que a la concesión de préstamos a los más necesitados se refiere.

Queda la ayuda internacional, de la que dependen varias IMF, pero los beneficiaros de dichas ayudas tienen dificultades para comprender por qué tienen que devolverlas.

© Hervé Verloes

Los hechos constatados por Pacom sobre el terreno y por multitud de actores internacionales en el mundo hacen que sea cada vez más urgente la realización de estudios objetivos y neutrales sobre el funcionamiento e impacto de los microcréditos. En los últimos años algunos de los estudios llevado a cabo han evaluado en qué condiciones y de qué maneras particulares los microcréditos pueden ayudar a la lucha contra la pobreza.

Estos estudios parecen indispensables para desmitificar el sector de las microfinanzas en general y para permitirle liberarse de la etiqueta de “ayuda humanitaria”. Con ello, podría favorecerse la plena participación de las microfinanzas en la economía nacional y con ello crear un tejido económicomás variado, mezcla de empresariado y asalariado.

Con la esperanza de llegar a la erradicación progresiva de la pobreza.

 

© Hervé Verloes

Créditos

Producción : Newsant

Reportaje: Bryan Carter et Hervé Verloes

Investigación y traducción : Paulin Bashengezi, Pacom Bagula, Christian Katsuva Kamate

Director de fotografía : Hervé Verloes

Texto : Bryan Carter

Traducción al español: Sara Mateu

Images additionnelles: Colin Delfosse, Kenny Katombe

Musique originale : Thomas Venegoni

Desarrollo web : Sourcefabric z.ú.

App/ Periodismo de datos: Journalism ++

 

Este proyecto ha sido financiado por la beca de « Innovation in Development Reporting», concedida por  el Centro Europeo del Periodismo.

 

Scrollytelling Scrollytelling en linea gracias a "Newscoop Storyteller", un CMS open source disponible para su descarga aqui.

 

Agradecimientos especiales para Rafal Naczyk, Denis Verloes, Colin Delfosse, Pete Haughie, Eva Dangendorf, Mark Lewis, Micz Flor, Gideon Lehmann, Sebastian Kraus, Anne-Lise Bouyer, Nicolas Kayser-Bril, Sara Mateu et Norah Nzila Mbadu.

 

 

 

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